Cuernavaca.- Los seres humanos sin contacto afectivo tienen un riesgo más alto de enfermarse, incluso de morir; no obstante, algunos pacientes a quienes se les trata de manera afectiva se recuperan más rápido, de aquí que el abrazo es tan necesario como dormir, comer e hidratarse, aseguró la profesora de Neuroanatomía Funcional de la Facultad de Medicina de la UNAM, Alicia Castillo Martínez.

La pandemia ha generado “un vacío de contacto” que sería bueno cubrir con las personas que conocemos y están cerca, pero con protección adecuada, indicó.

Pese a la COVID-19, estimó, debemos procurar este acercamiento, porque además nos ayuda a secretar hormonas funcionales como la vasopresina (más en los hombres) y la oxitocina (mayor en mujeres), asociadas a “un estado de relajación y a poder crear vínculos”.

 

La amistad libera oxitocina

La investigadora emérita del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, Herminia Pasantes Ordóñez, explicó que la amistad pone a funcionar un círculo de virtud relacionado con una molécula llamada oxitocina que se libera en el cerebro, la cual se relaciona con el apego, confianza y fidelidad.

Sucede cuando alguien, por ejemplo un amigo, nos escucha y nos dice palabras cariñosas que nos reconfortan, al existir cariño y reciprocidad. Surge cuando recibimos un abrazo, nos toman de la mano o nos hacen una caricia que no necesariamente se relaciona con el sexo, sino con la empatía que caracteriza a la amistad.

“Nos gusta mucho esa sensación de bienestar por tener a nuestro amigo o a una pareja de muchos años, que nos brinda esa confianza”, agregó la investigadora.

Por: Redacción DDM

local@diariodemorelos.com

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