En un salón de audiencias del Poder Judicial de Morelos, donde el eco de las voces rotas por el dolor aún resuena, José Ángel Trejo Morales pronunció palabras que tres años de agonía habían sofocado: "Por fin estamos viendo la luz".
Su hija, Melani Fernanda "N", de apenas 27 años, ya no regresará. Pero en días pasados, un juez dictó sentencia contra Ernesto "N", alias "El Neto", el hombre que le arrebató la vida a balazos en un arranque de posesión y furia. Más de 40 años de prisión: 26 años y 8 meses por feminicidio, más 14 años y 6 meses por el homicidio de Christopher "N", el amigo que osó acompañarla esa fatídica noche de agosto de 2022. Es justicia, sí, pero tardía, arrancada a pulso por una familia que se convirtió en activista contra el olvido.
El veredicto, emitido mediante un procedimiento abreviado que evitó un juicio oral prolongado, marca el fin de una odisea judicial que expuso las grietas de un sistema donde los feminicidas caminan libres mientras las víctimas se desvanecen en las sombras.
Ibarra, líder de la banda "Los Netos" –un grupo delictivo que siembra terror econ narcomenudeo, tala clandestina, extorsión y secuestros carreteros–, fue capturado casi un año después del crimen, el 30 de junio de 2023, en las calles de Tlalpan, Ciudad de México. Ahí, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) lo hallaron a bordo de una Mazda roja –la misma camioneta que testigos vieron huir esa madrugada–, con un arma de fuego artesanal y 50 dosis de droga en su poder. No era casualidad: la Fiscalía General del Estado de Morelos (FGE) lo buscaba desde el 24 de agosto de 2022, con una ficha de búsqueda que circulaba como un grito de auxilio en redes y boletines oficiales.
Melani no era sólo una estadística en un estado que, en 2022, registró 65 feminicidios en 21 municipios. Era una madre devota de una niña de nueve años, una joven alegre que compartía videos en TikTok bailando con sus amigas, soñando con una vida lejos de los golpes. Su relación con Ibarra comenzó en mayo de 2022, tras una ruptura previa con otra pareja. Lo que prometía ser un nuevo capítulo se convirtió en pesadilla: desde el inicio, él la violentaba física y emocionalmente, celoso hasta la obsesión. En julio, la amenazó con un arma y la estranguló, obligándola a huir de regreso al hogar familiar en el paraje de Zacapexco, poblado de Tres Marías. "Él la controlaba todo el tiempo. Si subía un video a redes, la buscaba. Si salía con amigos, la seguía", relató Trejo en entrevistas pasadas, con la voz quebrada por el peso de lo inevitable.
El 6 de agosto de 2022, Melani decidió romper el ciclo. Salió a un bar con amigas, grabó un TikTok efímero que Ibarra vio como una afrenta. La localizó, se ofreció a llevarla a casa –un gesto que disfrazaba su rabia– y, al llegar al exterior del domicilio familiar, sacó su pistola. Tres disparos: uno para ella, en el pecho; otro para Christopher, el amigo de 27 años que la acompañaba y que pagó con su vida el pecado de la lealtad; el tercero, un eco de desprecio. José Ángel, desde adentro, oyó los estallidos. Salió corriendo y alcanzó a ver la camioneta roja alejándose en la penumbra. "Era él. Lo reconocí al instante", contaría después, mientras vecinos corroboraban la escena con horror.
Autoridades ministeriales en ese entonces actuaron con lentitud exasperante. Diecinueve días después del crimen, libraron una orden de aprehensión y cinco cateos en Tres Marías, pero Ibarra seguía libre, "paseándose como si nada", según denunció Trejo en marzo de 2023 ante un mural en Cuernavaca que inmortalizaba el rostro sonriente de su hija.
La familia, aterrorizada, abandonó Morelos por temor a represalias. "Compró a la policía municipal. Cuando llegan los operativos, ya escapó", acusó Trejo, señalando la impunidad que blindaba al cabecilla de "Los Netos". Agentes ministeriales susurraban que era "poderoso", intocable. Mientras, la niña de Melani crecía sin madre, y el caso se sumaba a la lista de feminicidios en alerta de violencia de género en Morelos –un estado con 107 casos en 2022, según datos oficiales.
La captura en Tlalpan fue un golpe de suerte y colaboración interinstitucional. Omar García Harfuch, titular de la SSC capitalina, tuiteó: "No permitiremos que este caso quede impune". Trasladado a Atlacholoaya bajo fuerte resguardo, Ibarra fue imputado el 2 de julio de 2023 por feminicidio y homicidio calificado, con prisión preventiva justificada.
La vinculación a proceso llegó días después, gracias a un acervo probatorio que incluía testimonios, balística y el rastro digital de los celos mortales de Ibarra.
Pero el proceso se dilataba: audiencias intermedias, exigencias de colectivos feministas en julio, y un aniversario luctuoso en agosto de 2023 marcado por marchas y reclamos en redes con el hashtag #JusticiaParaMelani.
Colectivos como Divulvadoras y Becky Feminasty unieron voces en 2023: "Exigimos protección y justicia para la familia de Melani". En Facebook, páginas documentaron la captura, mientras familiares posteaban fotos de la joven en vida, acompañadas de "Ni una más".
La sentencia, superior a la mínima de 40 años por feminicidio en México, incluye reparación del daño: manutención para la menor y disculpa pública.
Esta no es sólo la historia de una sentencia. Es el retrato de un país donde las mujeres mueren por atreverse a vivir libres, y donde las familias, armadas de memoria y rabia, forjan la justicia que el Estado pospone.
