Por primera vez en la historia, la neurociencia ha logrado captar lo que ocurre en el cerebro en los instantes previos a la muerte. Y la gran sorpresa es que, lejos de apagarse de manera lenta y silenciosa, nuestro órgano más complejo entra en un frenesí de actividad, como si estuviera organizando una despedida final.
Un hallazgo accidental que cambió la visión de la muerte
El descubrimiento se remonta a hace más de una década, cuando la neurocientífica Jimo Borjigin realizaba experimentos con ratas. Durante una cirugía, dos de ellas murieron inesperadamente, permitiendo a los investigadores observar un aumento súbito y masivo de actividad cerebral. Entre los datos más asombrosos, encontraron un pico en la liberación de serotonina, un neurotransmisor asociado a la felicidad y las alucinaciones. Esto planteó una hipótesis intrigante: ¿podrían los animales estar experimentando una especie de visión antes de morir?
Este fenómeno, aunque impactante, no tenía suficiente evidencia en humanos. Sin embargo, en 2023 Borjigin y su equipo dieron un paso más allá y realizaron un estudio en pacientes humanos en coma con soporte vital. Con el consentimiento de sus familias, monitorearon la actividad cerebral cuando los respiradores fueron retirados. El resultado fue asombroso.
El cerebro revive los recuerdos más importantes
En al menos dos de los pacientes, los neurocientíficos registraron un notable incremento en las ondas gamma, las mismas que se asocian con la memoria y el procesamiento de información compleja. Durante 900 segundos de monitoreo en un paciente de 87 años, estas ondas aumentaron significativamente en los últimos 30 segundos antes y después del paro cardíaco. Es como si, en el umbral de la muerte, el cerebro estuviera realizando un repaso de los momentos más significativos de la vida.
Lo más curioso es que la actividad no ocurrió de manera generalizada en todo el cerebro, sino en regiones específicas. Una de las más activas fue la corteza visual, lo que podría explicar por qué muchas personas que han sobrevivido a una experiencia cercana a la muerte reportan haber visto una intensa luz al final del túnel.
¿La base científica de las experiencias cercanas a la muerte?
El doctor Ajmal Zemmar, otro de los investigadores del estudio, cree que este hallazgo podría proporcionar una explicación biológica a las visiones que relatan quienes han estado al borde de la muerte. La sensación de ver la vida pasar en un instante, los túneles de luz y la paz absoluta podrían no ser meros relatos subjetivos, sino el resultado de una intensa actividad neuronal en los últimos momentos de conciencia.
Aunque el estudio deja muchas preguntas abiertas, sugiere que la muerte no es un proceso abrupto, sino una transición en la que el cerebro podría estar brindándonos un último destello de vida. Más allá de las implicaciones científicas, este hallazgo también tiene un lado humano y reconfortante: pensar que, en nuestros últimos instantes, podríamos estar reviviendo nuestros recuerdos más felices es una idea que, al menos, ofrece un poco de paz en la incertidumbre del final.