La reciente fuga de Zhi Dong Zhang, un ciudadano chino conocido como “Brother Wang” y presunto operador del crimen organizado en México, ha encendido las alertas en ambos lados de la frontera. Su escape no solo representa un fallo en el sistema de justicia y seguridad del país, sino que también podría poner en riesgo las negociaciones de un acuerdo bilateral en materia de seguridad con Estados Unidos.

¿Quién es “Brother Wang”?

Zhang es identificado por autoridades como un actor clave en las operaciones financieras y logísticas del Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Se le atribuyen nexos directos con el tráfico de cocaína, metanfetaminas y fentanilo, así como con el lavado de grandes cantidades de dinero. Se calcula que sus operaciones habrían movido más de 150 millones de dólares anuales.

Fue detenido en octubre de 2024 en la Ciudad de México durante un operativo conjunto de fuerzas federales. Estados Unidos solicitó su extradición, pues enfrentaba acusaciones por tráfico internacional de drogas y lavado de dinero. Sin embargo, en lugar de permanecer en prisión preventiva, un juez le concedió la posibilidad de continuar su proceso bajo arresto domiciliario en una residencia de Cuajimalpa.

La fuga

El 11 de julio, Zhang logró escapar de su domicilio utilizando un pasadizo oculto. Aunque estaba bajo vigilancia por parte de la Guardia Nacional, su fuga se concretó sin que los custodios lo detectaran a tiempo. El hecho generó cuestionamientos sobre la actuación de las autoridades responsables de su custodia y sobre la decisión judicial que permitió su traslado a una casa particular.

Implicaciones diplomáticas

La evasión del presunto narcotraficante ocurre en un momento crucial para la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Ambos gobiernos se encuentran en conversaciones para firmar un nuevo acuerdo de seguridad centrado en la lucha contra el tráfico de drogas y el crimen transnacional. Sin embargo, el caso ha generado molestia en sectores del gobierno estadounidense y ha sido utilizado por actores políticos como prueba de una supuesta falta de compromiso o capacidad del gobierno mexicano para enfrentar al crimen organizado.

Por su parte, la presidenta de México ha negado que la fuga haya puesto en riesgo el acuerdo y asegura que las negociaciones están muy avanzadas. También ha reiterado que la futura cooperación se regirá por principios como el respeto a la soberanía, la coordinación sin intervención extranjera y la confianza mutua. En ese sentido, se ha descartado cualquier posibilidad de que fuerzas estadounidenses actúen en territorio nacional.

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