La actriz Regina Blandón, recordada por su papel de Bibi en La Familia P.Luche, reveló un episodio traumático que marcó su niñez. En entrevista con Yordi Rosado, confesó que cuando tenía apenas seis años sufrió abuso sexual en la casa de sus abuelos en Acapulco, perpetrado por un trabajador del hogar.
Un secreto guardado por años
Blandón relató que el hombre entraba por las noches a su cuarto mientras ella dormía. Aunque su hermano se encontraba en la misma habitación, nunca se dio cuenta de lo ocurrido.
La actriz mantuvo silencio durante mucho tiempo, hasta que en unas vacaciones se lo contó a un primo, quien decidió hablar con sus padres. A partir de ahí, la situación se manejó de manera discreta en la familia.
“En mi casa fue psicólogo, no se habla más, ya, cerrado y cúrate, ¿no? Entonces toda mi infancia dormía con la luz prendida, porque era mi lugar seguro”.
Las secuelas y el proceso de sanación
Durante su infancia y adolescencia, Blandón desarrolló miedo a la oscuridad, ansiedad y pánico frente a escenas de series o películas que le evocaban recuerdos del abuso. Fue hasta años después, con ayuda de terapia, que comprendió lo que le había ocurrido y cómo había impactado en su vida.
“Son muchos años de darte cuenta de lo que te pasó, de platicarlo con la gente que estaba en casa, con mi hermano, que hasta hace relativamente poco se enteró”.
Visibilizar el abuso
La actriz subrayó que el abuso puede suceder en cualquier entorno, sin importar la condición económica o social.
El teatro como herramienta de denuncia
Blandón relacionó este testimonio con su experiencia en la obra Prima Facie, que aborda la violencia sexual y las dificultades que enfrentan las víctimas en el sistema judicial.
“La ley de agresión sexual gira sobre el eje incorrecto, porque te piden claridad y cronología. Si algo se sale de la historia entonces ya no eres creíble. El agresor siempre sale libre porque hay una duda razonable”.
Para la actriz, el teatro se ha convertido en un espacio de catarsis y de voz colectiva:
“Muchas mujeres me dicen: ‘nunca le he dicho a nadie, pero esto me pasó a mí’. Y ahí te das cuenta de que una de cada tres ha sido víctima. Esa injusticia me rebasa”.
