El portugués, que debía ser el jugador franquicia de los rojiblancos, se marcha al Chelsea, donde buscará la regularidad que nunca ha encontrado en el club madrileño.

Se cumple lo que ya era un secreto a voces, Joao Félix, el que parecía uno de los jugadores más prometedores de su generación, se va (cedido) al Chelsea, tras un paso de muchos altibajos en el “Atleti”.

En un principio, estaba llamado a ser la estrella de “los colchoneros”, que en 2019 pagaron 126 millones de euros por él, convirtiéndolo en el fichaje más caro de su historia. El luso llegaba para sustituir a Antoine Griezmann, quien después de un dramático mercado de fichajes, se iba al FC Barcelona por una cantidad similar. Era y es un talento inmenso, con un potencial tremendo que, de momento, no ha sabido explotar.

Muchos culpan a Diego Simeone, su entrenador, por frenar su progreso y no darle el contexto necesario para brillar, sin embargo, el problema va más allá de eso.

En primer lugar, Simeone construyó un equipo para, precisamente, hacerlo destacar, acercándolo a la frontal y reduciendo sus tareas defensivas, en un conjunto que se caracteriza por el trabajo incansable y la presión constante al rival. 

También hay que ver, además, los problemas de constancia que presenta Joao Félix, quien, siendo honestos, no ha sido capaz de mantener un buen estado de forma más allá de momentos puntuales.

Es un jugador más de jugadas que de partidos, que necesita un contexto demasiado específico para poder exprimir al máximo su talento, que también se ha visto mermado por las lesiones (10 en su estadía en el Atlético de Madrid, que lo han hecho perderse 32 partidos en total).

"Quiero que Joao sea un jugador determinante. Regular, siendo diferente...Cuando conduce, cuando ataca, cuando logra girar; nos hace ser un equipo más vertical. No ha tenido continuidad por las muchas lesiones que ha tenido".

- Diego Pablo Simeone.

Finalmente, la relación con Simeone ha ido empeorando, hasta el punto en el que han tenido que separar sus caminos; así, Joao parte a Stamford Bridge, donde se va a encontrar con un reto igual de complicado y un proyecto que tampoco parece tener un rumbo claro.

En 131 partidos, el atacante únicamente logró convertir 34 goles y hacer 16 asistencias, números que se ven insuficientes considerando su precio y calidad.

En el Benfica, su primer equipo, había brillado justamente por su capacidad para llegar a la portería y marcar, sin embargo, cuatro años después, no parece haber mostrado una gran evolución en su juego.

A pesar de su salida, el Atlético ha extendido su contrato hasta el 2027, esperando que cuando regrese puedan disfrutar de su mejor versión, y de un jugador más maduro tanto en carácter como en lo deportivo.

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