Este lunes, un sismo de magnitud 6.9 sacudió la prefectura de Miyazaki, en Japón. El país se encuentra ubicado en el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico", una región caracterizada por su intensa actividad sísmica y volcánica debido al constante movimiento de las placas tectónicas. Esta ubicación geográfica convierte a Japón en uno de los lugares con mayor incidencia de sismos en el mundo, lo que ha llevado al desarrollo de una infraestructura preparada para resistir movimientos telúricos de gran magnitud. Sin embargo, la principal preocupación tras el sismo no es lo estructural, sino la amenaza de un posible tsunami.

El Servicio Meteorológico de Japón emitió una alerta de tsunami poco después del terremoto, advirtiendo a la población sobre la posibilidad de que olas de hasta un metro de altura impacten las costas del país. Las advertencias se extendieron a la prefectura de Miyazaki, epicentro del sismo, así como a la isla suroeste de Kyushu y la prefectura de Kochi. La Agencia Meteorológica instó a los residentes a evacuar las áreas costeras como medida preventiva, subrayando la importancia de mantenerse alejados del litoral hasta que se descarte cualquier riesgo.

Según reportes de la cadena estatal NHK, las primeras olas del tsunami ya habrían alcanzado las costas de algunas prefecturas, aunque hasta el momento no se han registrado daños significativos. A pesar de ello, las autoridades continúan monitoreando la situación y evaluando posibles afectaciones.

Por otro lado, las plantas nucleares ubicadas en las prefecturas de Kagoshima y Ehime también experimentaron el impacto de un sismo de menor intensidad asociado al evento principal. Los equipos de inspección están analizando las instalaciones para descartar posibles daños en su infraestructura.

Japón se distingue por su alta preparación ante desastres naturales, fruto de una historia marcada por eventos devastadores. La cultura de prevención es parte fundamental de la vida cotidiana en el país, donde simulacros y sistemas de alerta temprana son habituales. Sin embargo, los recuerdos del terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011, que causaron una destrucción masiva y dejaron un saldo de cientos de víctimas, están aún frescos en la memoria colectiva. Las impactantes imágenes de aquel desastre recorrieron el mundo, recordando la inmensa fuerza de la naturaleza frente a la fragilidad de la infraestructura humana. 

 

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