En conmemoración a San Joaquín y Santa Ana, padres de la virgen María y abuelos de Jesús, la iglesia católica considera a ambos santos como “patronos de los abuelos” y cada 26 de julio se celebra esta fecha para reconocer a los abuelitos del hogar.
Sin duda los abuelos son un pilar importante en las familias mexicanas, contribuyen en la formación y educación, pero también en muchos hogares los abuelos cumplen con un rol como tutores y encargados de los niños cuyos padres están ausentes por trabajo o algún otro motivo.
Aunque en México el 28 de agosto se celebra el Día del Abuelos, el calendario litúrgico de la iglesia Católica recuerda en este día a los abuelitos.
Feliz y agradecida porque están en perfectas condiciones de salud
Cristina Cabrera, a sus 64 años, tiene ocho hijos, 20 nietos y 16 bisnietos y está feliz y agradecida porque están en perfectas condiciones de salud. A pesar de su edad, ella sale todos los días a trabajar para llevar el sustento a su casa, junto a su esposo.
Es originaria del municipio indígena de Xoxocotla, lleva 35 años dedicándose a la venta de tacos de canasta en Cuernavaca, desde que inició sus hijas e hijos la acompañaban y ayudaban, ahora lo hacen sus nietos.
Desde temprano sale de su casa con su canasta repleta de tacos y se instala en la avenida Morelos, frente a la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. Debido a la contingencia por COVID-19 ha implementado las medidas establecidas para disminuir el riesgo de contagios.
Aunque no todos sus nietos viven con ella, asegura que se siente contenta cuando van a visitarla. Este sábado su esposo cumplió 68 años por lo que toda su familia se reunió para celebrarlo, estuvieron acompañado de todos sus hijos, nietos y biznietos.
“Me siento feliz y doy gracias a Dios porque están creciendo y no se me enferman, me siendo tranquila porque están con vida”, aseguró.

Fecha difícil de conmemorar porque aunque tiene su nieto, lleva un año sin verlo
Para Eliseo Garrido, la celebración a los santos patronos de los abuelos, es una fecha difícil de conmemorar porque aunque tiene su nieto, lleva un año sin verlo.
Tiene 69 años de vida, de los cuales la gran mayoría ha trabajado y, por lo menos tres décadas ha se desempeñado como lustrador de calzado en el Centro de Cuernavaca.
Todo los días llega a las 8:00 am y se va a las 19:00 horas, durante ese tiempo lograr obtener el dinero necesario para llevar un plato de comida a su casa, pero reconoce que es insuficiente el dinero, principalmente ahora, que después de tres meses sin tener ingresos, ha salido a trabajar, pero son pocas las personas que buscan limpiar sus zapatos.
Con dolor en sus palabras, don Eliseo busca a la mamá de su nieto, Perla, de quien no tiene noticias desde hace poco más de un año. Conoció a su nieto recién nacido y convivió con él poco tiempo, después el pequeño se fue con su mamá y no tiene noticias de ellos, “solo quiero saber que están bien, quiero verlo”.
Asegura que los hijos y los nietos son una bendición de Dios y agradece tener familia, pero lamenta que no estén cerca de él para verlos creer y enseñarle el oficio, aunque no se dedique a eso, solo para que sepan lo que él aprendió y que le ha permitido mantener a su familia.

Feliz por contar con sus nietos
A sus 81 años de edad Juan Cisneros Robles, tiene tres nietos y disfruta de su compañía.
Sentando en una banca de Jardín Juárez, frente al kiosco, disfruta de la lectura del periódico y una fría Coca Cola, en envase de vidrio. Debido a su edad, es difícil que pueda encontrar trabajo, pero cuando sale la oportunidad realiza trabajos de pintura y aplanados u alguna otra reparación.
Don Juan asegura estar feliz por contar con sus nietos a quienes ve diariamente porque viven en el mismo predio, aunque no en la misma casa. Debido a la emergencia sanitaria paso con ellos más tiempo.
Asegura que los papás de sus nietos están pendientes de ellos, por lo que no ha sido necesario cuidarlos de tiempo completo. En algunas ocasiones los llevaba a la escuela o cuidaba por las tardes, pero ahora solo juega con ellos, previo a que se decretará el confinamiento social llevaba a sus nietos al parque ‘Luis Donaldo Colosio’, mejor conocido como Parque Alameda Solidaridad, y en algunas ocasiones los llevaba hasta el zócalo de Cuernavaca, a tomarse un refresco.

