En diciembre de 2017, hace casi dos años, publiqué en este mismo espacio, un artículo que titulé “UN MÉXICO SIN EJÉRCITO” donde comentaba que los militares hacían funciones inconstitucionales, por lo que había que modificar la ley o crear una guardia civil con funciones legales. Hoy tenemos una Guardia Nacional que más pronto ha caído en lo mismo actuando fuera de sus atribuciones.
Casi un año después, el 2 de octubre de 2018, en el marco del 50 aniversario de la masacre de Tlatelolco por el ejército, en la Plaza de Las Tres Culturas, el presidente electo López Obrador, propuso “que la Policía Militar, la Policía de Marina y la Policía Federal, pasen a conformar una Guardia Nacional, una fuerza de paz, con atribuciones propias”, para darles otras funciones contra la delincuencia.
Ya como nuevo presidente fue más allá al declarar que, “si por él fuera, desaparecía el ejército y lo convertía en guardia nacional para garantizar a los mexicanos su seguridad, y que no lo podía hacer porque “hay resistencias”, y contra lo que recién declaró, los gobiernos estatales tendrán que apoyar con recursos a los elementos que les sean signados.
Ante la decisión tomada, sin consultarles de su incorporación a la Guardia Nacional, la Policía Federal está cerrando carreteras en todo el país; para incorporarse pide que sea a voluntad personal, conservando sus prestaciones laborales, con horarios establecidos de trabajo conforme a la ley; oponiéndose a vivir en cuarteles militares, negándose a ser evaluados por personal militar; que los mandos salgan de las filas de su corporación, y el derecho a establecer un sindicato.
Anoto mi entrega de 2017:
“Hoy, hay acuerdos internacionales que prohíben las invasiones territoriales. La Convención de Viena que entró en vigor en 1980, declara la nulidad de cualquier tratado producto de una invasión o guerra -como se hizo con México en la segunda mitad del siglo XIX - que además es violatoria de las Declaraciones de los Derechos Humanos; y del Derecho Internacional Público, declarando que no opera la prescripción adquisitiva de territorios ocupados. Luego entonces los ejércitos no son necesarios en un país como el nuestro, que nada tendría que hacer ante la invasión de una potencia.

Hoy, las invasiones y las alianzas son de carácter económico con instituciones bancarias y financieras, y comerciales con empresas de todo tipo -solo que las decisiones actuales de cancelar contratos ponen en alerta a los inversionistas.  

La última ocasión en que nuestro país entró en conflicto bélico fue con el “Escuadrón 201” en la Segunda Guerra Mundial.  Luego entonces, o se modifica la Constitución o deben darle atribuciones al ejército para ejercer legalmente las acciones que ha desempeñado fuera de ley; o reconvertir al ejército en una Policía Federal integral o Guardia Civil de carácter preventivo; -pero también- de investigación; de rescate, y de servicios sociales, como la construcción de escuelas, viviendas y caminos rurales, pasando a formar una reserva de defensa. -Y no se le han dado esas facultades. He venido diciendo hace décadas que ya se requiere una nueva Constitución -y no solo irla parchando- que conforme una nueva República más acorde a los tiempos. A partir de la conquista española se estableció una estructura militar para defender sus posesiones por las riquezas que producían, ya que los piratas independientes y los corsarios protegidos los ingleses y franceses, asediaban las costas mexicanas en el Caribe y en él Golfo. Se construyeron fuertes, se sumaron barcos para custodiar las flotas cargadas de plata y oro hacia la Península Ibérica. Para su independencia el pueblo-pueblo se integró en una gran turba con la que después se lograría organizar un ejército, y surge la Secretaría de Guerra y Marina, pero ese nombre era belicoso, y hasta 1937 se cambió por Secretaría de la Defensa Nacional. -La palabra “guerra” se ha ido eliminando del lenguaje oficial alrededor del mundo. En la época independiente, México sufrió invasiones estadounidenses y de potencias europeas que finalizó con la entrega de más de la mitad del territorio nacional -hoy, esas “adquisiciones” están prohibidas por la Convención de Viena y por las Naciones Unidas.

En cuanto a la Marina, seguirá siendo necesaria para salvaguardar las costas y nuestros desamparados mares patrimoniales con sus riquezas”.

El ejército fue repudiado a partir de los hechos de Tlatelolco ordenados por Díaz Ordaz”. Termina la cita.
Hoy, esa Guardia Civil a la que me referí hace dos años, tiene el nombre de Guardia Nacional, que no es lo mismo, que se creó solo para combatir delincuentes, no a migrantes fuera de sus funciones ahora por amenazas y al servicio e intereses de los Estados Unidos, que, violando los derechos humanos, trata de desalentar la migración a través de México, una Guardia Nacional a la que, por otra parte, se le deben dar -que no es así- atribuciones para servicios sociales y no solo policiales.
P.D. Hasta el otro sábado.

“Historias y Relatos”
Carlos Lavín Figueroa
carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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