En relación a mi entrega anterior donde comento sobre el origen de la bandera, que en un tiempo se dijo que se había inspirado en los colores de una sandía, anoto lo siguiente. 
En 1530 después de visitar al papa y tener diversos acuerdos en materia de religión, Hernán Cortés regresa a México y coincidencia o no, el año siguiente se dan las apariciones de la virgen. Por lo que se puede pensar que fue el propio conquistador quien propuso el mismo nombre de la patrona de su pueblo natal la “Virgen de Guadalupe” también conocida como “Virgen Morena” de Extremadura España, que desde antes de la conquista tenía ya uno de los santuarios más espléndidos en la Península Ibérica donde fue bautizado Cortés, virgen que sería mexicanizada con distinta imagen.       
En 1737 la Virgen de Guadalupe  es declarada patrona de la Ciudad de México, en 1747 de Nueva España, después de Filipinas que era una capitanía de Nueva España y finalmente de toda América. El ya antiguo Chapitel del Calvario de Cuernavaca, que fue construido en 1547 año en que muere Cortés para su mausoleo con una Cruz en su interior, misma que en 1772 es retirada, y en su lugar se coloca la Virgen de Guadalupe, donde en las alas del ángel que la sostiene, se aprecian los colores verde, blanco y rojo; ésta muy cuernavacense imagen es 49 años anterior a la Bandera; pero desde sus apariciones en diciembre 1531 en el Tepayac, las alas del ángel que representa al pueblo mexicano, ya tenían esos colores, que 290 años después serian símbolo nacional, colores que en la mitología azteca simbolizan de las tres eras anteriores de la vida. 
La virgen fue estandarte popular en la época colonial, y es el primer símbolo de la naciente nación cuando fue enarbolada por la tropa de Hidalgo para dar inicio a la Guerra de Independencia. 
Fue hasta la consumación de la Independencia en 1821, cuando Agustín de Iturbide Aramburu Villaseñor y Arregui -tres de sus apellidos son vascos- crea nuestra Bandera tomando esos mismos colores, a lo que se suma que la bandera del País Vasco, muy anterior a la mexicana, es la única de las comunidades autonómicas españolas con esos colores. La aparición de la virgen se da 290 años antes de la creación de la Bandera.  
En México ya había un guadalupanismo muy extendido, no había hogar que no tuviera su imagen. Hidalgo llevó siempre zurcida en sus ropas una estampa de la Virgen durante la guerra. Morelos era guadalupano, aún se conserva en el frente de lo que fue su casa en Morelia la escultura de la Virgen que mandó poner. La organización secreta que apoyó la guerra por la Independencia se llamó “Los Guadalupes”.  
Todo el territorio era ya guadalupano, su imagen estaba en los lugares de trabajo, en pórticos, calles, caminos, transportes, mercados, todo tipo de negocios, en las cabeceras de las camas incluso de prostíbulos, en luchas cívicas y militares.
Pero no fue en una sandía en la que se inspiraron el General Don Mariano Ortiz de la Peña e Iturbide para dar los colores a la Bandera, que se le han dado distintas significaciones; primero que simbolizaban Independencia, Religión y Unión; Juárez lo cambio a Esperanza, Unión y Sangre; todas son subjetivas, carecen de alguna relación y sin antecedentes; con ello, se intentó y consiguió ocultar su origen guadalupano de los colores en las alas del ángel, por cuestiones de separación de la autoridad civil de la religiosa.
El General Mariano Ortiz de la Peña era dueño de la casa ubicada en el zócalo de Iguala, donde se hospedó Iturbide -después del abrazo de Acatempan con Vicente Guerrero- lugar donde Iturbide, con ayuda de Don Mariano, redactó el primer documento que proclama la Independencia de México y donde se diseñó la Bandera. Fue don “Mariano” –cuyo nombre fue en honor de la Virgen “María” de Guadalupe- hombre muy religioso, quien propuso esos colores con historia e identidad, y no de manera superficial e insubstancial en una simple sandía de origen árabe, como en un tiempo dijo la historia oficial. 
Las decisiones para diseñar una bandera están íntimamente ligadas a la historia local y a los simbolismos de cada nación que aportan le identidad.
-Este relato está basado tanto en los libros, “Mi vida y mi obra” y “Mi testimonio”, de Urbano Lavín Román, quien fuera gobernador del Estado de Guerrero, como en testimonios orales transmitidos por Susana Ortiz de la Peña Ocampo, hija de Don Mariano, que casó con el abogado José Urbano Lavín Simbrón, ancestros de quien esto les escribe.
https://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=en&p=susana&n=ortiz+de+la+pena+ocampo
P.D. Hasta el otro sábado 

Carlos Lavín Figueroa
carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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