Este pasado lunes 20 de marzo entró la primavera, como “Ciudad de la Eterna Primavera” se conoce a varias poblaciones que destacan por sus climas agradables, soleados y de poca variación entre estación y estación. Desde la época romana, Tarragona en España es la más antigua así conocida, le siguieron otras en América, Medellín, Arica, Caracas y otras nueve, sin embargo, la que más destaca es Cuernavaca, Morelos.

En Cuernavaca tenemos un clima poco variable, se debe a sus acantiladas y sombreadas barrancas que fueron profundamente excavadas por corrientes de agua durante millones de años, que con su espesa vegetación generan dentro de ellas un aire frio que los vientos emergen para moderar el calor, es, todo un ecosistema dentro de la ciudad que sirve de refrigerante natural, si estamos dentro de ellas podemos darnos cuenta del frío que prevalece en sus profundidades.

Los tlahuicas eligieron este lugar por su maravilloso clima, agua y vegetación en abundancia, y también por estas barrancas que les servían de fortaleza natural, al poniente existen cientos de barrancas y barranquillas arboladas que son un verdadero radiador natural generador de aire fresco que abraza la ciudad.

Esa floresta refrenda su famoso calificativo de primaveral porque a lo largo del año vemos flores en sus diversas variedades, como las bugambilias, o las llamaradas también conocidas como Flor de San Juan, y otras más que, en relevos florean todo el año.

A esas enredaderas se suman diversas variedades de árboles que florean en alternancia

y así, la primavera anida todo el año en Cuernavaca con el Guayacán originario de la Isla caribeña de Jamaica que se viste de amarillo y también de rosa en los meses de diciembre, enero, febrero y hasta marzo; la morada Jacaranda del Amazonas en febrero y marzo. La tailandesa “Lluvia de oro” de la que cuelgan tupidos racimos amarillos, y la llamada Primavera que se pinta totalmente de amarillo y rosa, en los meses de abril y mayo. El Cacaloxoxhitl (flor del cuervo en náhuatl) o Flor de mayo, con flores amarillas, rosas, rojas y blancas desde abril hasta junio, que de esta región pasó a Hawái con la que se elaboran los collares de flores para recibir a los huéspedes en esa paradisíaca isla; se suma el Flamboyán que florea de rojo de julio a agosto, es originario de Madagascar, aquí conocido como Tabachín, por ser sus flores similares a un arbusto silvestre que se da en Morelos llamado “Tabachín de la sierra” (Chakamaxochitl) más conocido como Camarón, que florea en rojo y amarillo desde marzo hasta septiembre; y el también endémico Cazahuate o Flor del venado que de noviembre a enero viste lomas y valles de blancas guirnaldas. Así, en Cuernavaca anida la primavera todo el año.

Es conocido que una de sus variedades de la flor de Nochebuena (Cuetlaxochitl) que se da de noviembre a enero, es originaria de la antigua Cuauhnáhuac, flor que en las navidades no falta en

ningún hogar y plazas públicas alrededor del mundo; pero poco se sabe que la Dalia es oficialmente la flor emblemática de México y que también es originaria de esta región de Cuernavaca, que se hizo mundialmente famosa, tanto como flor que como alimento y de uso medicinal, tanto, que en 1870 en la Gran Bretaña se creó la Sociedad Nacional de la Dahlia, y hasta siglo y medio después se creó en México la Asociación Mexicana de la Dalia, en 2007 se instituyó el 4 de agosto como el Día Nacional de esta muy cuernavacense flor.

Aquí, se dan uno al lado del otro, pinos de montaña, palmeras cocoteras de la costa, cactáceas del desierto, enredaderas de climas tropicales, helechos silvestres; en sus ríos crecen plantas acuáticas y subacuáticas. Cuernavaca es edén donde troncos reverdecen con nuevas hojas sin estar plantados y en temporada florean, como sucede con al árbol de “Cacalo” cuyas flores se conocen como Cacaloxochitl o de Flor de mayo.

De las culturas milenarias surge Xochicalco -Casa de las flores- que seguramente refería a las de blancos Cazahuates, a los multicolores Cacaloxochitl, y los anaranjados Tabachines endémicos que la rodean, flores de los campos morelenses que pertenecían a la antigua Cuauhnáhuac, donde había surgido el mítico Paraíso Terrenal llamado Tamoanchan, sitio privilegiado

donde se creó al hombre y la bebida sagrada el pulque, de asombrosa fertilidad y riqueza, de inmejorable clima, habitado por dioses, fue aquí donde empezó la agricultura en el México prehistórico, miles de años antes de la llegada de los tlahuicas a estas tierras, prueba de ello son las cuevas con pinturas rupestres que se encontraron hace apenas unos años en Buenavista del Monte con pequeñas mazorcas de maíz primigenio cultivado. Sitio ancestral de los llamados olmecas –madre de todas las culturas Mesoamericanasdonde vio la luz la civilización. Cuernavaca que, como alcaldía mayor abarcaba todo el hoy estado de Morelos fue conocido en la época colonial como el Paraíso de América, por su clima y abundancia de flores silvestres.

*Derechos de autor. Carlos Lavin Figueroa

¡Hasta la próxima!

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