Nuestro amigo José Francisco Rodríguez Ocampo, mejor conocido como Paco Rodríguez, apasionado de la historia de Cuernavaca, vecino de la calle Netzahualcóyotl donde sus ancestros han vivido por un siglo, nos cuenta anécdotas que vivió en esa calle, sobre todo con su vecino Robert Brady y su famosa “Casa de la Torre” misma que desde inicios de la época Virreinal había formado parte del Obispado de Cuernavaca como área de servicios domésticos, fue construida sobre un relleno que requirió muros de contención de 2 metros de ancho, de ahí su gran desnivel sobre la calle. El Obispado todavía es habitado, aunque siempre ha estado oculto a la vista entre los altos muros de la Catedral y el Convento Franciscano del que también solo se advierte su puerta. La torre para observatorio de cuatro niveles fue agregada a principios del siglo XX por el Obispo Francisco Plancarte y Navarrete. 

A partir de los años `30 con la reciente construcción la carretera federal México-Cuernavaca -por influencias del embajador Morrow ante Plutarco Elías Calles- la compañía Wells Fargo compraría esa “Casa de la torre” y la mayoría de las casonas de esas dos cuadras que se fueron vendiendo a estadounidenses. 

Brady –artista y diseñador plástico- había recorrido Europa, radicó seis años en Venecia, ahí se relacionó con importantes artistas que solían reunirse con Peggy Guggenheim famosa mecenas de arte, hija de Benjamin Guggenheim, del que heredó una gran fortuna tras en el hundimiento del Titanic del que era pasajero, con ella, Brady, entabló una gran amistad. En 1959 llega a México, queda encantado de Cuernavaca y ya no regresa a Venecia. La propiedad la compra en el `61. 

Brady, era un tipo excéntrico famoso por su manera de vestir y por las visitas que llegaban a hospedarse a su casa, era muy común verlo en las calles de Cuernavaca. En 1968 coincidimos en una tienda de la Zona Rosa en Ciudad de México donde conversamos sobre esa casa que compró en mal estado, la torre ya había colapsado en la parte alta, pero la reconstruyó con menor altura, a la remodelación de su casa-taller le dedicó veinticuatro años, respetando parte de la arquitectura original. Ahí, en su casa, colocó su colección personal con obras de arte de diversos géneros y épocas, son mil trescientas que fue sumando a lo largo de su vida, traídas de Asia, África, Europa. De México, destacan cuadros de pintores de la época virreinal, y de los grandes como Rivera, Tamayo, Orozco, Siqueiros, Kahlo y varios extranjeros, como Paul Klee, cuyos originales han sido resguardados y sustituidos por replicas. 

Paco, jugando en la calle como era común en los años sesenta, llamaba la atención de Brady por ser un niño con capacidades diferentes. 

Nos narra Paco; que es testigo de que en esa casa se hospedaban entre otros, Dolores del Río, Rufino Tamayo, María Callas, Josephine Baker, Ricardo Montalbán, Henry Kissinger, Henry Ford y Barbara Hutton que después construiría su palacio japonés “Sumiya,” a quienes Paco conoció y con algunos tuvo anécdotas, como con el actor mexico-norteamericano Ricardo Montalbán que seguido venía a esa casa, en ocasión de que Paco lo vio pasar, por no acordarse de su nombre le gritó “Tatoo” como era el nombre de su compañero enano en la entonces serie televisiva “La isla de la Fantasía”, cuenta Paco, que molesto, Montalbán, le salió él mexicanísimo “no me chingues”, aunque luego Brady y Montalbán fueron a pedir disculpas a él y a su familia. 

Nos dice Paco, que conoció a Bárbara Hutton a la que siempre le preocupó que lo viera el mejor doctor para tratarlo de su parálisis cerebral parcial y así fue. En la inauguración de su tienda Woolworth de Cuernavaca, Bárbara dio la orden que cada vez que Paco fuera a su tienda le dieran un helado y una coca.

En la casa que está ubicada frente a la de Brady, estuvieron viviendo por separado y en distintas épocas Alain Delon y Brigitte Bardot entre los años 1962 y el ‘66.

La estancia de Alain Delon en 1964 provocó revuelo entre las compañeras  de escuela de su hermana Mary, las chicas del Colegio Marymount venían a la casa del abuelo de Paco, subían a la azotea para poder ver al famoso actor.

A Briguitte Bardot era muy común verla en Catedral, el Borda, Palacio de Cortés y comprando en la calle de Guerrero, pasaba como uno de tantos turistas extranjeros que caminaban tranquilos en esa época en las calles del centro, lo mismo que Paul Newman, y Marlon Brando cuando este se hospedó en el Hotel Marik Plaza durante el rodaje de la película “Viva Zapata”, era común ver a Siqueiros en correos, a García Márquez en La Universal con quienes conversamos en varias ocasiones.

A esa misma casa frente a la de Brady, llegaron dos chicos norteamericanos que temporalmente estuvieron en el Colegio Cristóbal Colón en el grupo anterior a Paco, eran muy delgados y nunca se pusieron el uniforme, estuvieron poco tiempo, pero esa navidad llegaron otros muchachos y adultos norteamericanos todos con polainas y jaquet, era el 25 de diciembre del ‘65 ó ’66, la calle estaba llena de Rolly Royce, luego se enteraron que eran familiares Frank Costello Castiglia quien ahí  vivió unos años, Costello, era un capo de la mafia que ascendió a los puestos más altos del mundo del crimen, controlando el imperio del juego a lo largo de los Estados Unidos con una influencia política como ningún otro jefe de la Cosa Nostra.

Así, es como de los años `40 a los `60, llegaron extranjeros a vivir o comprar casas de esa calle de Netzahualcóyotl.

A su fallecimiento en el ’86, Brady dejó la propiedad a un fideicomiso tal y como la había habitado para en el `90 hacer de su casa museo. 

Gracias al antropólogo Víctor Hugo Valencia Valera Director del INAH-Morelos, por la ficha técnica facilitada.

P.D. Hasta el otro sábado 

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp