Entiendo que nos encante ver perder al hombre que se ha posicionado como el gran enemigo de México, pero desde mi punto de vista hay muchos motivos para pensar que Donald Trump ganó en las elecciones de ayer en su país:

1.- Los comicios mostraron a un Estados Unidos dividido, enojado, peleado, polarizado. Ese es el pantano favorito de Trump. Es ahí donde se mueve a sus anchas. Son esas las aguas que navega con más destreza. Él ha sido uno de esos políticos que a base de dividir ha logrado vencer.

2.- Si bien perdió la mayoría en la Cámara de Representantes, ensanchó su mayoría en el Senado. Desde la Cámara de Representantes le pueden lanzar muchos misiles: fiscalías, investigaciones especiales, declaraciones, resoluciones de comités. Pero esos aparentes misiles quedarán en fuegos artificiales: un eventual juicio político contra el presidente americano requiere el visto bueno del Senado. Y ahí está blindado. Es esperable más ruido, pero menos nueces.

3.- Con una Cámara de Representantes previsiblemente beligerante, podrá responsabilizarlos de sus fracasos e inacciones. Ya tiene chivo expiatorio.

4.- El Washington Post recientemente publicó que Donald Trump ha dicho 6 mil 420 mentiras en 653 días de gobierno. Diez al día. Se ha peleado con prácticamente toda la prensa. El mundo entero le reclama que Estados Unidos ha dejado de ser el referente de valores democráticos y de civilidad diplomática que solía ser. Se peleó con sus aliados y se acuesta con sus enemigos. A Putin se le tiró a los pies mientras despreció a las agencias de inteligencia estadounidenses. Ha roto la frontera que se creía inquebrantable en Estados Unidos del conflicto de interés en los negocios. Ha sido misógino, racista, homofóbico. Su lenguaje es detestable. Le molestan los derechos humanos. Se ha lanzado contra lo políticamente correcto. Y todo, todo, todo esto, a un costo bajísimo: es bastante normal que en las elecciones de mitad de término los presidentes americanos pierdan terreno político. Lo que ha hecho Trump era para que le propinaran una masacre. Salió tablas.

5.- El Partido Demócrata no ha sido capaz de articular una oposición fuerte ante un hombre con tantas vulnerabilidades. No ha logrado presentar una plataforma que emocione ni una ruta de futuro que genere esperanza a los ciudadanos. No se les ve proyecto ni se entiende qué quieren para Estados Unidos. Encima, ante la falta de figuras vigentes que puedan disputarle la Casa Blanca a Trump en el 2020 y que encabezaran la campaña de este año, de última hora tuvo que sacar del armario al ex presidente Barack Obama, cuya oratoria pausada y profunda –si bien impecable– parece rebasada y añeja en los trepidantes tiempos de la confrontación y las redes sociales.

 

Si la carrera por el 2020 fuera la Fórmula 1, a mi gusto Donald Trump habría ganado ayer la pole position: sale en primer lugar, pero faltan muchas vueltas en un complejo circuito.

 

Por: Carlos Loret de Mola A.

carlosloret@yahoo.com.mx

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