Un zoológico de la Franja de Gaza, en los Territorios Palestinos, hace promoción ofreciendo a sus visitantes la oportunidad de jugar con una joven leona, a la que se le han extirpado las garras.
Con 14 meses de edad, la leona Falestine mantiene sus colmillos. No obstante, el propietario del zoo de Rafah la considera lo suficientemente dulce como para mantener contacto en el futuro con visitantes fuera de su jaula.
Organizaciones revelaron un video en el que se observa cómo le cortan las garras al gran felino con pelaje castaño, en lo que es una cruel intervención.
“Le cortamos las garras para que los visitantes, los niños sobre todo, puedan jugar con ella”, señala Fayez al Haddad, el veterinario que operó a Falestine en el propio zoológico a falta de una clínica especializada en la Franja de Gaza.
“Queremos brindar alegría y ver sonrisas en los rostros de los niños, al tiempo que aumentamos el número de visitantes, puesto que el zoológico tiene grandes gastos”, explicó.
Mientras que la operación ha sido criticada por organizaciones de defensa de los animales y su bienestar, el veterinario niega que fuera un acto de crueldad. Falestine “mantiene sus instintos”, afirma. Razón de más para ser prudentes. Las garras habrán vuelto a crecer dentro de seis meses, advierte, y “un león no pierde su instinto de ataque”.
El zoo de Rafah alberga a cinco leones, entre los cuales tres son cachorros, algunas aves y otros animales.
La condición animal pasa a un segundo plano ante otras preocupaciones en un territorio que ha conocido tres guerras con Israel desde 2008, y está sometido a un estricto bloqueo israelí y egipcio, por lo que sufre pobreza y escasez.
Entre los decrépitos parques de animales, que compiten por atraer clientes, uno de ellos llegó a ser designado como el “peor zoológico del mundo” por la organización Four Paws, que logró su cierre en 2016 y la transferencia de sus 16 animales, entre ellos un tigre.