El Gobierno de Estados Unidos ha confirmado la incautación de un buque petrolero sancionado en aguas cercanas a las costas de Venezuela, una acción que intensifica las ya tensas relaciones entre ambos países.
El presidente Donald Trump anunció el hecho este miércoles durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, donde también lanzó una advertencia directa contra el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, afirmando que "tiene los días contados".
La operación, descrita por funcionarios estadounidenses como una medida para hacer cumplir las sanciones internacionales contra el régimen de Maduro, involucra a un tanquero que transportaba petróleo presuntamente vinculado a actividades ilícitas.
Aunque detalles específicos sobre la carga, el origen exacto del buque o la tripulación no han sido revelados de inmediato, fuentes del Departamento de Justicia indicaron que la incautación se realizó en coordinación con agencias federales y aliados internacionales, evitando que el combustible llegara a territorio venezolano.
"Estamos protegiendo la seguridad hemisférica y cortando las fuentes de financiamiento para dictadores como Maduro", declaró Trump, quien no escatimó en críticas hacia el gobierno venezolano.
El presidente republicano, en su segundo mandato, reiteró que las opciones sobre la mesa incluyen presiones económicas y diplomáticas, pero no descartó implícitamente una intervención militar, un tema que ha rondado las discusiones bilaterales durante semanas.
"Venezuela está al borde del colapso, y Maduro sabe que su tiempo se acaba", agregó, en medio de aplausos de sus partidarios.Esta acción se produce en un contexto de escalada diplomática.
En los últimos meses, la administración Trump ha endurecido las sanciones contra Caracas, acusando al régimen de Maduro de violaciones a los derechos humanos, corrupción y vínculos con grupos terroristas.
La oposición venezolana, liderada por figuras como Juan Guaidó –aunque su influencia ha disminuido–, ha aplaudido la medida, viéndola como un paso hacia la restauración de la democracia en el país sudamericano.Por su parte, el gobierno venezolano no ha tardado en responder.
A través de un comunicado oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela condenó la incautación como un "acto de piratería imperialista" y una violación al derecho internacional.
Nicolás Maduro, en una alocución televisada, calificó el incidente como "una agresión directa" y llamó a la unidad nacional contra lo que denominó "el intervencionismo yanqui".
Analistas internacionales advierten que este episodio podría precipitar una crisis mayor, incluyendo posibles retaliaciones en el Caribe o un aumento en la migración venezolana hacia países vecinos.
La incautación del buque se suma a una serie de operaciones similares en años anteriores, como las de 2020, cuando EE.UU. interceptó varios tanqueros iraníes destinados a Venezuela.
Expertos en relaciones internacionales, como Michael Shifter del Diálogo Interamericano, señalan que esta estrategia busca asfixiar económicamente al régimen de Maduro, cuya economía depende en gran medida del petróleo pese a las sanciones.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con atención. La Unión Europea y países como Colombia y Brasil han expresado apoyo a las medidas de EE.UU., mientras que aliados de Maduro, como Rusia y China, han criticado la acción como unilateral.
La ONU, por su parte, ha instado al diálogo para evitar una escalada militar.Este desarrollo subraya las prioridades de la política exterior de Trump en su nuevo mandato: confrontar regímenes autoritarios en América Latina y asegurar la influencia estadounidense en la región. Con las tensiones en aumento, el futuro de las relaciones entre Washington y Caracas permanece incierto, con el espectro de una intervención militar acechando en el horizonte.
