Jiutepec.- Ricardo Solorio, es un guerrero de Tejalpa que encontró en el tocho y en el futbol americano su camino, su pasión y su salvación, pues asegura que no juega por jugar, vive cada jugada con el alma.
Ricardo Solorio Avendaño, de 25 años y originario de Tejalpa, Jiutepec, comenzó su historia con el futbol americano a los 14 años cuando, un amigo, Josué Flores, lo invitó a los Spartans Cuernavaca.
Desde aquel primer entrenamiento supo que no era solo un deporte, era un estilo de vida. Ahí entendió que la disciplina, el trabajo en equipo y el corazón podían cambiarlo todo, y vaya que lo hicieron, porque el americano no sólo lo formó como atleta, también lo salvó de tomar caminos complicados en un entorno difícil.
Cuatro años después, la vida le puso otra oportunidad en el camino: el tocho bandera, o flag football, donde se unió al equipo Nórdicos, marcando el inicio de una nueva etapa bajo la guía de un coach que se volvió clave en su vida:
Israel “Rino” Plata, un verdadero mentor que lo ayudó a pulir su técnica, fortalecer su mente y, sobre todo, lo acompañó incluso fuera del campo, ganándose un lugar eterno en su gratitud.
Pero no ha estado solo en este viaje. Miguel Alejandro Cordero, mejor conocido como “Ocho Cero”, ha sido otra figura fundamental para Ricardo. Más que compañero, ha sido como un segundo padre, alguien que ha sabido levantarlo cuando las dudas y los miedos lo querían vencer, mostrándole con ejemplo que siempre hay forma de salir adelante. Gracias a él, Ricardo no solo quiere ser un gran jugador, también aspira a ser una mejor persona.
Hoy Ricardo sigue entregándose al 100 en cada entrenamiento y partido con su actual equipo de tocho bandera “Bandidos”.
Ricardo Solorio no sólo es un jugador de tocho y americano. Es un ejemplo de que cuando el deporte se toma con pasión, disciplina y corazón, puede transformarlo todo.