José Antonio Gómez Álvarez vivió por casi 27 años en la casa número 508 de la calle 18 de Marzo, en la colonia Emiliano Zapata de este municipio, sin embargo, hoy la tristeza lo invade porque el sismo acabó con el hogar de su familia.

Sentado a las afueras de su casa, en espera de que las autoridades pasen a censar, el joven mira con gran tristeza cómo al fondo de la calle las máquinas retiran los escombros de una vivienda que colapsó.

"Mi Jojutla no es ni la mitad de lo que era antes", mencionó a Notimex mientras estaba a punto de soltar el llanto al ser testigo de la desgracia por lo la que hoy atraviesa este municipio, el más afectado del estado de Morelos y donde más de 150 viviendas resultaron afectadas.

"Lo que era mi Jojutla de antes, ver cómo se derrumba, ver en las calles cómo se encuentra no le encuentro nombre, porque la verdad fue el municipio que desafortunadamente sufrió más daños. Tuvo las colonias más dañadas, la colonia Emiliano Zapata es la más tumbada, la más demolida", dijo.

En el rostro se nota la preocupación porque ahora no sabe dónde llevará a su madre, sus tres hijos y a su esposa Antonia Rodríguez, de 24 años, quienes habitaban en el 508 de la calle 18 de marzo.

Por el momento esta familia pasa las noches en casa de una tía que vive en la misma colonia y que pese al movimiento telúrico de 7.1 grados Richter con epicentro en Axochiapan, su vivienda fue de las que no resultó tan afectada y todavía es habitable.

Todos los vecinos están en las calles; algunos rescatan las pocas pertenencias que les dejó el sismo, mientras que otros más retiran el concreto que formaba parte de sus techos o los ladrillos de las paredes que se derrumbaron.

Cuando los habitantes de Jojutla recuerdan el temblor les gana el nervio, pero cuando viene a su mente el momento en que los inmuebles empezaron a caer, no se pueden contener y rompen en llanto.

"Alrededor de la una de la tarde, cuando pasó algo que nunca esperábamos, yo pensé que era un camión cuando empezó a moverse", relata José Antonio Gómez.

"Yo me encontraba al fondo de mi casa; (el sismo) derrumbó un techo que alcancé a derribar y cuando iba caminando me aventaba hacia los lados, nos costó mucho trabajo en salir pero pude salir con mi hermana que se encontraba aquí en mi domicilio", abundó mientras veía pasar a decenas de voluntarios que llegaron hasta este municipio para apoyar.

Antonio también rememora que al salir a la calle escuchó gritos y explosiones de gas, y vió como un edifico se derrumbó y una persona perdió la vida minutos después del devastador sismo.

Una lágrima estuvo apunto de caer en el rostro del joven, al recordar cómo su casa se empezaba a cuartear y empezaban a caer los pedazos de cemento y el tabique, "donde yo viví por 27 años se fue en un segundo".

"Aquí varias personas perdieron la vida, una de ellas fue mi tía Victoria de 56 años, se le vino su casa encima, no le dio tiempo de salir", lamenta Antonio Gómez.

"Yo lo sentí como si algo quisiera salir de la tierra, que te mecía porque brincabas; ver como los carros casi se voltean es una forma fea porque sientes que el carro se te viene o que ya se voltea y no se te voltea", dice.

"Sentir como la tierra se está desplegando (...) se oía como rechinaba. Yo nunca lo había sentido, nunca me tocó el del 85 pero como me lo dice mi madre esta casa vivió el 85 pero ya no vivió el 2017, nos quedamos sin casa".

Así como la familia se Antonio, muchas familias de Jojutla se quedaron sin un hogar y ahora buscan un lugar donde al menos dormir.

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