¿Por qué es posible ganarle a Morena? De acuerdo a las tendencias que observa Miguel González Molina, -como comenté en mi anterior colaboración- donde analiza los resultados de las últimas elecciones, Morena tiene un techo de votación del 42%. Está compuesto del voto duro, el 21% del voto que le es fiel a AMLO y del voto de simpatizantes que representan otro 21%. Techo difícil de romper, por la animadversión que Morena tiene en el resto de los votantes y que está lejos de AMLO. En cambio la oposición tiene un 58 por ciento para crecer.

Claro, se ve un paisaje optimista. Pero vale la pena observarlo con detenimiento. Como un mariscal en el campo de batalla, que primero mide y compara sus fuerzas con el adversario. Cortés lo hizo. Se informó y calculó el ejército contra el que iba. Cortés sabía que sólo eran un puñado de españoles. Pero supo que los aztecas no contaban con la amistad ni lealtad de los señoríos sometidos. Hizo las alianzas necesarias y en dos años dominó a los aztecas y de paso dio nacimiento a lo que sería México.

La oposición sabe que Morena no cuenta con el apoyo de todos, aunque a su líder lo aprecien más de la mitad de la población. Pero, no quiere decir que apoyen a su partido. Menos, a quien designó para que lo supliera. El planteamiento del problema es: ¿Cómo demonios se puede convencer a ese 35% de indecisos para que jale de este lado? El voto duro anti AMLO es de 23 %.

Miguel González Molina, nos da algunas luces. Utilizó la técnica del Focus Group para conocer lo que piensan esos indecisos que él llama S2. Técnica se utiliza para obtener información cualitativa de los futuros votantes: cuáles son las cosas que les molesta, qué les atrae o no del gobierno, de sus políticas, de su discurso, etc. Grupos distribuidos en todo el territorio nacional. De todas las clases sociales pero que se registran como indecisos. Información que da pistas para construir una estrategia de campaña que enfrente con éxito al partido en el poder.

A partir de la información obtenida, González Molina, propone, que en lugar de hacer una oferta de promesas gastadas, los candidatos y sus equipos conozcan ese segmento de la población renuente, molesto, decepcionado; enojado y que decidirá su voto justo en la casilla. En ese momento pensará cuál de las candidatas es la que más responde a sus intereses y necesidades.

Vaya que será complejo construir una estrategia para los equipos de campaña integradas con partidos y civiles, donde predominan los protagonismos, los intereses, las ambiciones, sus modos, sus grillas… sus complejos. Sin embargo ¡lograron coaligarse! algo que parecía imposible. No es cualquier cosa, pero sí es la primera vez que sucede en el país. Un posible gobierno de coalición. Nada más pensarlo, reconforta.

¿Es válido el esquema para el Estado de Morelos?. Veamos. La proliferación de partidos en las elecciones del 2021. ¡23 partidos! De los cuales sobrevivieron 13. ¿De qué nos hablan estos resultados? De la falta de lealtad de los militantes a sus partidos. El resto se lo distribuyeron los 12 partidos en las elecciones municipales. 11 municipios para Morena, 6 para el PAN; 3 solamente al PRI y el resto se distribuyó en 6 partidos y algunos candidatos independientes. !Vaya! Todo un rompecabezas. No hubo partido que conquistara a los indecisos. Resultados muestran que son los candidatos, no los partidos, ni su ideología, ni la plataforma quienes ganan las elecciones. Y, quienes deciden las elecciones, sean generales o locales ¡son los indecisos!

Así las cosas. En Morelos el Frente Amplio por México, o como se le llame ahora, tiene una enorme oportunidad si sabe entender y descifrar lo que piensan los indecisos al momento de emitir su voto. Sí se puede. Cuestión de estrategia.

Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.

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