¿Qué tiene que pasar? Para que se contenga la violencia y el crimen, para no sentirse amenazado al caminar por la calle, para ir al cajero, para ir al OXXO, para salir de compras, para ir a la escuela… ¡Qué tiene qué pasar! Gritó en el senado Emilio Álvarez Icaza, ante el crimen y la indolencia mostrada por las autoridades ante las víctimas del incendio en Ciudad Juárez. El grito retumba en un eco interminable. Es un grito terrible en la máxima tribuna del país. No sólo es un grito por lo que sucede a los migrantes, los que huyen de la pobreza y de la violencia de sus pueblos. Es un grito contra la injusticia social. Contra la violencia y el crimen.
Huitzilac, como en los Municipios del Estado de Morelos, sobrelleva la vida cotidiana en medio de no poca incertidumbre. A la ya de por sí compleja convivencia social por la inseguridad pública; los talamontes; los conflictos derivados de la incierta tenencia de la tierra; el asedio de los grupos delincuenciales; el robo a casa habitación, la corrupción y la impunidad en la invasión de tierras, se ha sumado uno de los delitos que lastiman directa y severamente a las familias: el cobro de piso. La delincuencia organizada ha hecho su aparición en esta modalidad en el municipio.
El Plan de Desarrollo Municipal de Huitzilac, 2022-2024 (PDM), coordinado por el Ayuntamiento y el COPLADEMUN, convocó a consulta y detectó con claridad los problemas principales y concluyó como diagnóstico de las mesas de trabajo y de la encuesta levantada las principales quejas: inseguridad, captura y distribución de agua, servicio de recolección de basura y falta de proyectos de emprendimiento y empleo local.
A los delitos cometidos por secuestradores, tala ilegal, despojo, asalto a transporte, se ha sumado el impuesto ilegal de los extorsionadores: el cobro de piso. Amenaza a las familias que sobreviven de sus pequeños negocios, comercios, restaurantes y alojamiento temporal. Las familias viven aterrorizadas. A pesar de tener un fuerte vínculo con la tierra que les vio nacer, algunas familias han optado por abandonar el municipio. Otras, lo están considerando.
En el PDM de Huitzilac se percibe desasosiego. Los asistentes a las reuniones tienen la esperanza de que el gobierno federal y el estatal acudan en su ayuda para contener a los malos.
25 000 habitantes es la población de este municipio de intensos bosques. La imagen del municipio se ha deteriorado por los eventos criminales que han sido noticia nacional y que afecta a la gente que vive del turismo, que es la principal fuente de los ingresos del pueblo.
Huitzilac tiene una situación privilegiada por su ubicación con respecto a Cuernavaca y la CDMX. Su bosque lo convierte en un sitio espectacular.
La expectativa de ser apoyados por la policía estatal o la guardia nacional podría ser un apoyo. Sin embargo, para resolver la amenaza del crimen, tendría que participar una sociedad civil organizada. Ayuntamiento y Comisariado y sociedad civil podrían construir una estrategia al margen de intereses de grupo o ideológicos. El PDM, tiene el diagnóstico y propone rutas para conseguir los objetivos que definió la misma gente.
Para evitar que el crimen siga avanzando, más allá de una campaña publicitaria o política; más allá de la seguridad pública, urge que surja un movimiento social que involucre a todos los sectores pueblos, colonias y fraccionamientos.
En Huitzilac como en todo Morelos, quizá valga la pena pensar la convocatoria hecha por el joven presidente de Chile: “Cuando se trata del combate a la delincuencia en el Estado chileno no hay fisuras... No hay Gobierno y oposición, no hay izquierda ni derecha, no hay mayores ni jóvenes. Estamos en esta cruzada todos unidos”, así lo dijo Gabriel Boric esta semana.
¿Qué tiene que pasar? Es el grito sordo que se escucha en todos lo hogares. ¡Organicémonos, ya!
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