Según la encuestadora De las Heras (demotecnia), la generación denominada Millennials son las personas que nacieron entre 1980 y 1995. O sea, actualmente tienen entre 25 y 40 años. La mitad de ellos cuenta al menos con preparatoria según el INEGI , y el 50% ingresan mensualmente cuando menos unos ocho mil pesos. Representan el 46% de la población ocupada.

“Son una generación digital, hiperconectada y con altos valores sociales y éticos. Todo esto y más les hace diferentes a generaciones pasadas”, señala un artículo sobre los Millennials del BBVA. En México la mitad de ellos estudia y sus padres pagan sus estudios. Dos terceras partes dijeron vivir con sus papás.

Es un segmento de la población con características distintas a las últimas generaciones. Por supuesto existe polémica para definirlos, pues algunos piensan que forman parte de “los ninis” (Ni estudian ni trabajan). Lo cual no es muy acertado, pues más de la mitad trabaja y una buena parte estudia y trabaja.

Evidentemente, como suelen estar informados por las redes sociales, son escépticos de los gobernantes. Advierten que las cosas no están bien y que se ven dominados por los escándalos de corrupción. Sus valores son elevados éticamente y cuestionan severamente a los diversos actores políticos.

Pegados sin remedio a su celular, en donde realizan todo tipo de consultas, están en contacto permanentemente con sus amigos; ven series y películas; ligan; organizan fiestas; realizan compras o pagos y están dispuestos a intentarlo todo. Tienen como norma, antes de cualquier cosa, preguntar a la web.

Sin embargo, si bien es cierto que se aceptan como gente satisfecha de su familia, de sus estudios (De las Heras), y de su modo de vida, son muy críticos del acontecer, y llegan a manifestarse en persona, como lo demostró su participación en la primavera árabe, luego en España y más recientemente con los chalecos amarillos en Francia. Su interconexión puede generar auténticos tsunamis sociales.

Los Millennials son sensibles a los temas de actualidad, como el feminismo, el medio ambiente, los derechos humanos , y contribuyen a las buenas causas con generosidad.

Sin embargo, llama la atención que en las urnas es el sector que menos participa según el INE. Se ve en las estadísticas que sólo el grupo de 18 a 20 años tiene más participación. Es fácil deducir que van para estrenar su credencial. De los veinte a los treinta años , disminuye sensiblemente su participación. En las últimas 2 elecciones presidenciales han sido el rango de edad menos representado.

Los Millennials son un reto para los estrategas de las campañas políticas. Un enigma. Posiblemente no van a votar, pero su opinión es respetada por sus familias que, generalmente aceptan que son gente informada, aunque les critiquen su apego a los aparatos.

Para la zona conurbada de Cuernavaca ofrecen un interesante segmento en tiempos electorales, por la cantidad de universidades y centros de investigación existentes. Estos jóvenes pueden marcar la diferencia en una contienda muy competida como la que se prevé en Morelos.

¿Qué hacer? Se preguntan los Millennials al ver el teatro del absurdo que es la política en su estado. Cuando las oportunidades de trabajo son escasas y mal remuneradas. Cuando advierten los tropiezos en el manejo de la crisis de salud que padecemos y que dejará un saldo negativo en casi todos los sectores de la economía. Consultarán en Google quién es quién en los partidos y cuál es el historial de sus candidatos. Se enterarán de las debilidades humanas de cada uno y… se decepcionarán.

Son el segmento más informado. Son ellos los más críticos. Son ellos los que están listos para descartar a la clase política que tan mal ha conducido el destino de Cuernavaca, Morelos y el país.

BBVA dice que son preparados y emprendedores. Tiene razón. De allí la importancia de que en los próximos comicios dejen sus dispositivos un rato , se metan de lleno a entender la política y la trascendencia que tiene el conducir el destino de dos millones de personas que vivimos en Morelos, y presenten una alternativa política inteligente, innovadora y combativa. Pronto tendrán el destino de la sociedad en su manos… o más bien, en sus variados dispositivos de los que hacen gala.

Por Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com

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