Todo comenzó en Francia en 1789. Dos corrientes políticas y filosóficas se enfrentaban y terminarían con un nuevo modo de entender el mundo. El antiguo régimen llegaba a su fin. Derrocada la monarquía, terminaba el absolutismo de Luis XVI. La Asamblea Constitucional Constituyente, formula en 17 artículo las bases de la democracia contemporánea. Los jacobinos ocuparon las sillas a la izquierda frente al presidente y los girondinos (Los conservadores) las sillas de la derecha. La suerte estaba echada. La derecha se identifica con los intereses de las clases altas y la izquierda con los de las clases bajas.

En el México, la izquierda se asume como la protectora de los pobres, en el discurso, pero en realidad, ha propiciado mayor intervención del estado en la vida económica y social y política.

Dos modelos políticos y económicos se confrontan. Dos maneras de entender el futuro. Dos visiones. Dos mujeres las encabezan en el siglo XXI. Nada mal.

México ha visto en los años recientes el avance de una visión de la izquierda. Su propia interpretación. Ha desaparecido instituciones construidas a lo largo de los años y amenaza con modificar sustancialmente la Constitución para instalar y reconstruir, como advierten algunos politólogos, el sistema político existente en siglo pasado

La oposición busca contener, a como dé lugar, el avance del modelo que la izquierda busca imponer.

Cayetana Álvarez de Toledo, diputada española por el Partido Popular, compartió su visión sobre el momento político en México en un discurso que pronunció en Puebla hace unos días. Refrescó el debate y circula copiosamente en redes sociales.

Importa lo que dijo y cómo lo dijo: “Llaman política de abrazos a lo que no es más que una mezcla letal de incapacidad y connivencia. Y además dicen que no hay alternativa, y yo quiero decir que sí la hay, México no está condenado a sufrir más de 30.000 asesinatos al año, no está condenado a a ser el cortijo de los cárteles, a mutar hacia un narcoestado o algo parecido; el crimen organizado sí puede ser derrotado, solo hacen falta dos cosas: políticos valientes y jóvenes rebeldes”

Cayetana hizo un llamado a los jóvenes mexicanos. Llega en el momento oportuno. Es un llamado, que al circular en redes ha sido visto por un enorme público. Es una convocotaria a la reflexión y a la rebeldía. Me recuerda el librito ¡Indignados! de Stephan Hessel que sacudió a Europa en la década pasada.

Los jóvenes morelenses deberían estar alertas. Lo están. Morelos tiene una rica experiencia democrática que ha castigado a los partidos con su voto una y otra vez por la falta de resultados. En Morelos, los ayuntamientos y las diputaciones locales son un verdadero mosaico donde se observa que la gente no responde a las corrientes nacionales. No extraña que el Citybanamex en su estudio publicado en los medios, prevea la derrota de Morena en Morelos.

A las candidatas a la gubernatura, difícilmente se les puede categorizar en los conceptos de izquierda o derecha. La administración de los programas son definidos por la políticas públicas nacionales.

La historia local demuestra que no hay diferencias sustantivas entre izquierdas y derechas. Los problemas que enfrenta Morelos, no los han logrado resolver los partidos que se dicen de izquierda o de derecha. Sólo pueden administrar algo de los programas nacionales.

Morelos tiene un problema de pobreza presupuestal serio. Para hacer frente a los retos de inseguridad, salud, educación e infraestructura se requiere la creación de políticas públicas en las que se identifiquen los recursos necesarios para su implementación.

Significará, de quien gobierne, el talento necesario para construir las políticas públicas y definir las necesidades de recursos. Una estrategia para obtenerlos, independientemente que se digan de derecha o de izquierda. Las finanzas no tiene geometría política. Para solventar los proyectos se requiere dinero, altura de miras, talento y honestidad. O sea, que sepan administrar. Nada más.

Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.

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