El Candidato es aquel ser que se atreve a desafiar una situación social compleja. Sabe que la lucha que está iniciando está llena de sorpresas, dificultades, traiciones, algunas satisfacciones y quiere una oportunidad para aportar algo a su distrito, a su ciudad, a su estado o a su país.
El candidato a una presidencia municipal es distinto a otras candidaturas. Es una lucha cuerpo a cuerpo, calle por calle. Sabe que lo que más importa a la gente es la esperanza de que alguien resuelva los problemas cotidianos de la ciudad. Problemas que afectan día a día la calidad de vida de su familia y de su comunidad.
El candidato para Cuernavaca sabe que se encontrará una hacienda municipal quebrada, una deuda enorme; inseguridad; austeridad impuesta por el gobierno federal; una pandemia que golpeará fuertemente a la economía en el 2021. Encontrará una sociedad harta y empobrecida y con un ayuntamiento que heredará relaciones difíciles con el gobierno estatal y con el federal. Un humor social crispado. Una burocracia reducida y lastimada.
El candidato a presidente municipal ¿Qué puede ofrecer?: Mejorar la calidad y la oportunidad de los servicios. Propiciar condiciones para amainar el efecto de la pandemia en la economía. Y, sobre todo, reducir la inseguridad. El candidato tiene la certeza de que puede enfrentar con éxito estos enormes retos. Que se debe incrementar el presupuesto del ayuntamiento y lograr una mejor distribución.
El candidato debe convencer para ganar el voto con una propuesta muy distinta a la de los otros candidatos. Tiene que mostrar que tiene el talento que le da su mejor capital: ¡Él mismo!. No es un asunto de promesas. Esas serán similares a las que todos los candidatos pueden y van a ofrecer. No es un asunto del partido, pues todos están desprestigiados. No es por sus recursos, pues la experiencia con gobernantes ricos, no ha sido garantía de buen gobierno. No es por ser político, pues la percepción que se tiene de ellos es mala. ¿Por qué es, entonces, que un candidato convencerá?
Veamos. Cuando uno compra una joya, es difícil saber si es auténtica a menos que sea uno experto. Para asegurarnos que sea de la calidad y precio correcto, recurrimos a la casa más prestigiada. Es lo que garantiza la autenticidad de la prenda. De la misma manera, el voto de la gente que reflexiona su voto, lo da dependiendo la casa de donde proviene; de la ruta de vida que ha tenido. Por los retos que ha vencido y los que no ha logrado. Por esos factores que forjan el carácter.
Actualmente las campañas políticas se reducen a vender candidatos como mercancía: en espectaculares, posters y medios visuales; una imagen bonita y profesional. Frases simples para que la gente las recuerde sin que tenga que pensar.
Cuernavaca tiene una clase media y popular que tiene sentido crítico. De allí la búsqueda de líderes que le signifiquen algo. De partidos que proyecten nuevas formas de hacer política. Hasta ahora los partidos no han logrado buenos resultados en los últimos decenios.
Tendremos una contienda interesante. Posiblemente arranquen muchos, pero en el camino se irán rezagando y reacomodando como melones de una carreta en el camino. En la recta final la contienda se reducirá a dos. El del partido gobernante y el que representará a la mayor parte de la sociedad. Una confrontación política entre el partido en el gobierno y la sociedad civil.
Tiene razón Viridiana Ríos en su artículo publicado en El País esta semana, al analizar el por qué del éxito sostenido de López Obrador y a la vez criticar a las élites mexicanas; sostiene que “La oposición tiene una oportunidad histórica… dejar a un lado la retórica puramente populista que emplea López Obrador, y darle un sentido eficaz de política pública.”
Significaría una necesaria alianza entre los partidos de oposición y la sociedad civil, que garantice la futura construcción de políticas públicas propuestas por una sociedad que demanda con urgencia un replanteamiento del rumbo de Cuernavaca.
Sería refrescar necesariamente el discurso del candidato, donde transmita honestidad en el decir y en el hacer; y eso sólo se obtiene cuando es avalado por su trayectoria de vida. Los ciudadanos respaldaríamos a un candidato surgido de la sociedad, que encauzara una administración basada en esta nueva forma de gobernanza, que incorporara a los grupos sociales a la definición de qué hacer, por qué hacer y cómo hacer.
Tendríamos dos proyectos. El que ha planteado hasta ahora el partido gobernante, y el surgido desde la sociedad. La historia reciente en varios países nos muestra que sí es posible vencer al Poder, cuando este muestra su incompetencia y la sociedad se organiza.

Por Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com

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