El palacio de Cortés, hoy Museo Regional de los Pueblos de Morelos, Construido entre 1526-1529 por Hernán Cortés fue la residencia de su marquesado. Era su residencia. Allí nacieron sus hijas y lo habitó con su esposa Juana Zúñiga.
Cortés es un personaje controvertido. Polémico. Se le acusa de haber sido cruel y sanguinario. Seguramente lo fue.
Con 500 españoles y en alianza con los señoríos sometidos por los aztecas, conquistó un territorio de 500 mil kilómetros cuadrados. En el que habitaban más de 25 millones de habitantes.
Guerrero y estratega consumado. Hábil diplomático y de cultura sólida. Nació en Extremadura España y se hizo bachiller en Salamanca. Republicano y enamorado de la civilización indígena que conquistó y ésta, lo conquisto. Pidió ser enterrado en la Nueva España, habiendo muerto en Sevilla, España.
Reconocido en su época, aparte de conquistador, como escritor pues publicó las cartas de relación. Dicen, los que saben, con gran estilo y elegante prosa. Enfrentó a Carlos I Rey de España y emperador de Alemania. En España, Cortés no es popularmente reconocido. En México significa la esclavitud, la dominación, el genocidio, el vencedor, un villano.
Maurice Duverger, nos ofrece una visión diferente de la vida y epopeya de Hernán Cortés en dos volúmenes. En el primero, “Vida de Hernán Cortés. La espada.” Da seguimiento de la guerra de conquista. Sus victorias y fracasos. Duverguer publicó el segundo tomo en 2019, con el mismo título, pero con otro subtítulo: “la pluma.” En el primero se trata del guerrero. En el segundo, “la pluma”, plantea una enorme provocación: ¡el verdadero autor de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, no fue Bernal Díaz del Castillo, sino fue el mismísimo Hernán Cortés! Casi una herejía.
Cortés caminó, durmió en las habitaciones de su palacio, hoy museo. Caminó por pasillos, terrazas y salas. Podía ver fascinado el volcán que lo deslumbró, ante la maravillosa vista de Tenochtitlán. Ya amaba lo que sería México, un país mestizo.
El historiador francés nos hace conocer a un humanista a un hombre de letras que vio en el mestizaje la construcción de un mundo nuevo.
Duverger es doctorado en historia por la Sorbona. Ha estudiado durante años al México Prehispánico y virreinal. Documenta, consulta manuscritos, libros actas… revisa minuciosamente textos desconocidos y descubre inconsistencias en los decires de Bernal. Tiene clara su osadía. Sobretodo, descubre la pluma de Cortés. Sabe que la historia transmitida, lo hizo el villano favorito de la conquista.
Antes de iniciar la conquista, Cortés vivió 15 años en las Antillas. Participó y conoció el genocidio que hicieron los españoles. No quiso lo mismo para la Nueva España. Entendió a las culturas indígenas. Surge del encuentro de dos culturas: El mestizaje.
Cortés al unirse a la Malinche y procrear al mestizo Martín Cortés, pareciera mostrar, con su propia vida, la intención de crear una nueva nación. Clemente Orozco en el mural de san Ildefonso, refleja con esa intención, al pintar a Cortés y a la Malinche unidos, como lo reconoce Octavio Paz.
El Marqués necesita un palacio y lo construye en Cuernavaca. Lo habita con su esposa española Juana Zúñiga y procrean dos hijas.
Cuando trabajé en la oficina de correspondencia de la oficialía mayor, del gobierno del Estado, yo, sin saberlo, caminé por los pasillos entregando correspondencia donde uno de los conquistadores de la historia de la humanidad vivió. Creo haber escuchado en las oficinas voces de niños. Seguramente se trataba del eco de las hijas de Hernán Cortés.
Duverger, en epílogo imaginario del diálogo entre Cortés y Fray Alonso Remón, le dice: “Estamos sepultados por la memoria colectiva… las palabras están hechas para durar más tiempo que sus autores...”
Sería de justicia que Cuernavaca se beneficiara del personaje. ¿Podría ser?.
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