Con el fenómeno astronómico conocido como solsticio de verano, ayer 20 de junio, a las 14:51 horas, empezó esa estación anual, informó el investigador del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, Daniel Flores Gutiérrez.
Explicó que hay momentos en que el Sol se encuentra -desde la perspectiva terrena- en su posición más extrema al norte de la bóveda celeste, y es cuando ocurre el solsticio de verano al alcanzar su ubicación muy cercana al norte con 23.4 grados (inclinación del eje de rotación de la Tierra, respecto al Sol), aproximadamente.
En esta ocasión el punto de máxima altura sobre el ecuador fue ayer, por lo tanto la fecha y la hora van cambiando porque al periodo de traslación de la Tierra hay que agregarle una fracción, una cantidad que no es entera, el año cuenta 365 días más las correcciones de cada cuatrienio (año bisiesto), precisó.
Se trata de sucesos orbitales, de cómo va la posición del planeta, o bien, la ubicación del astro rey en la bóveda celeste. Eso hace que al observarlo desde algún punto aparentemente se “mueva” de norte a sur y de sur a norte, en el momento de su salida.
En su trayectoria el Sol cruza dos veces al año el ecuador celeste: marzo y septiembre, y alcanza su posición extrema al norte y al sur, en junio y diciembre, respectivamente. De tal manera que se registran dos equinoccios al año, es decir, primavera y otoño; e igual número de solsticios, en verano e invierno.
El especialista refirió que a partir del siglo XVII se determina el día y la hora de esos fenómenos, época en que se establece la órbita de los planetas, y a partir de entonces se especifica con cierta exactitud el momento de los equinoccios y de los solsticios.
