Un planeta fuera de nuestro sistema solar está viviendo su propio apocalipsis, y la NASA lo está documentando en tiempo real. Se trata de BD+05 4868 Ab, un mundo rocoso del tamaño de Mercurio que está evaporándose lentamente debido a las temperaturas extremas que enfrenta al orbitar tan cerca de su estrella.

Detectado por el satélite TESS del MIT y la NASA, este exoplaneta gira alrededor de su sol cada 30.5 horas, lo que provoca temperaturas abrasadoras de hasta 1,600 grados Celsius. El calor derrite su superficie y genera una colosal cola de polvo y minerales de 9 millones de kilómetros, parecida a la de un cometa.

Cada órbita equivale a una condena: el planeta pierde el equivalente a una montaña del tamaño del Everest en masa. Su gravedad es tan débil que no logra retener sus propios materiales. Y todo indica que su final podría llegar en uno o dos millones de años.

Lo que alertó a los astrónomos fue el patrón irregular de luz: en vez de un tránsito limpio y simétrico, la curva mostraba un extraño retardo en el brillo estelar. Esa “sombra prolongada” sugiere que el planeta lleva consigo una nube cambiante de polvo, dejando un rastro brillante y mortal a su paso.

Este es apenas el cuarto planeta conocido con signos de desintegración activa, y el más dramático de todos por su intensidad y tamaño de la cola. En 2025, el equipo liderado por Marc Hon y Nicholas Tusay usará el Telescopio Espacial James Webb para analizar en detalle los minerales del polvo y así descubrir más sobre su composición.

Un espectáculo cósmico que nos recuerda lo frágiles —y fascinantes— que pueden ser los mundos allá afuera.

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp