En 2025, la escena de la música regional mexicana vivió un giro sin precedentes con la restricción de los narcocorridos, un género ligado a la cultura del narcotráfico que durante décadas ha sido popular en diversas regiones del país. Las nuevas políticas legales y sociales provocaron un impacto directo en artistas, producciones y presentaciones musicales a lo largo de todo el año. 

Cambios legales y sociales

Diversos estados y municipios en México implementaron medidas para limitar o prohibir la interpretación y difusión de narcocorridos debido a su contenido que podría glorificar el crimen organizado. Entidades como Michoacán, Nayarit, Aguascalientes, así como municipios de Chihuahua, Tijuana o Cancún, han impuesto sanciones, desde multas hasta investigaciones formales, cuando los artistas interpretaron canciones con referencias a narcotraficantes o la violencia.

Además, gobernadores como el de Querétaro ordenaron la prohibición total de narcocorridos en espacios públicos para “defender la paz y el bien común”, sumando presión política al debate nacional. 

Artistas en el centro de la controversia

El año estuvo marcado por varios casos emblemáticos:

  • Los Alegres del Barranco, agrupación sinaloense, enfrentaron investigaciones tras proyectar imágenes de líderes del crimen organizado durante un concierto en Zapopan. En respuesta, lanzaron un corrido con un mensaje que desalentaba la vida criminal como parte de una reparación del daño exigida por la autoridad. 
  • Natanael Cano, figura influyente dentro de los corridos tumbados, desafió las restricciones al interpretar su tema “Cuerno Azulado” durante el Coca-Cola Flow Fest en la Ciudad de México, donde no existe una prohibición explícita contra este tipo de música.
  • Grupo Firme también se vio envuelto en la polémica por interpretar un narcocorrido en Baja California Sur, pese a recomendaciones de no hacerlo.
  • Luis R. Conriquez, considerado uno de los exponentes de narcocorridos, anunció que dejaría de cantar ese tipo de canciones en algunos eventos para evitar problemas con las autoridades, lo que generó reacciones diversas entre el público.

Debate público y reacciones

Las medidas provocaron intenso debate en redes sociales y foros públicos. Para algunos usuarios, prohibir la música que hace apología del delito es un paso necesario para combatir la cultura del narco; otros señalan que, con el acceso global a plataformas digitales, la restricción tiene límites y podría no ser efectiva si no se acompaña de políticas más profundas. 

En algunos conciertos donde los artistas anunciaron que no interpretarían narcocorridos, el público reaccionó con frustración e incluso violencia, lo que evidencia la polarización en torno al tema. 

Una escena musical en transformación

Al finalizar 2025, el fenómeno de los narcocorridos ha quedado marcado por una ofensiva legal y social sin precedentes, obligando a músicos y promotores a replantear su repertorio, enfrentar sanciones y, en algunos casos, enfrentar procesos judiciales o migratorios. Lo que antes era una expresión cultural arraigada en varias regiones del país ahora enfrenta límites estrictos en numerosos escenarios públicos. 

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