El boxeador morelense superó las adicciones gracias a este deporte, en el cual ya es profesional y marcha invicto con cuatro peleas ganadas

Cuernavaca.- El boxeo lo salvó. Con puños fuertes y el corazón resiliente, Rafael “El Boti” Piña Montelongo ha convertido el box en su salvavidas y en su trinchera, pues venció a las acciones y actualmente es boxeador profesional.

A sus 30 años, el habitante de Bosques de Chapultepec, en Cuernavaca, se mantiene invicto como boxeador profesional, con un récord de cuatro peleas ganadas, dos de ellas por nocaut, y una historia de vida que inspira mucho más allá del ring.

Su camino no siempre fue recto, pues tuvo un pasaje bastante difícil. “Inicié a los 17 años porque era muy latoso”, recuerda Rafael con sinceridad. “Pero, desgraciadamente, mi vida tomó otro rumbo. Las malas decisiones y las malas compañías me llevaron a las adicciones”, reveló.

Lo que parecía una carrera truncada por las recaídas, se transformó en una lucha cuerpo a cuerpo contra sí mismo. “Recaía una y otra vez. Fue una lucha en la que no desistí; tuve que resistir y seguir adelante hasta que, gracias a Dios, a la ayuda de mi madre y a personas que él puso en mi camino, pude dejar las drogas.”

Ese giro definitivo llegó dentro de un centro de rehabilitación, donde el boxeo lo rescató. Allí no sólo entrenó, sino que logró debutar profesionalmente. Hoy, lejos de rendirse, se prepara para su quinta pelea, programada para julio. “Primero Dios, vamos por una quinta victoria y esperamos ganarla por nocaut. Seguimos preparándonos a diario.”

Más allá de sus metas deportivas, “El Boti” se ha convertido en mentor de otras personas que enfrentan batallas similares. Comparte su experiencia impartiendo clases de boxeo en los centros de rehabilitación Torres Fuertes y Mujeres de Luz, con la firme intención de devolver lo que alguna vez recibió.

“Así como a mí me ayudaron, yo también quiero hacerlo. Me interesa mucho compartir mi experiencia y mis conocimientos.”

Para él, el deporte es más que un pasatiempo: es una vía de escape emocional, una forma de reencontrarse consigo mismo. “Cuando me siento triste, el deporte es una muy buena manera de dejar a un lado todas esas emociones negativas.”

En los rostros jóvenes que hoy entrena, Rafael ve un reflejo de su pasado, pero también la oportunidad de cambiar futuros. “A veces uno se quiere rendir, pero el boxeo te ayuda a sacar ese lado en el que, a pesar de estar cansado, ver que tu rival es más fuerte o que las circunstancias van en tu contra, no te puedes rendir. Hay que seguir adelante hasta el final.”

Rafael Piña boxea para vivir y para enseñar que las segundas oportunidades también se pelean y se conquistan.

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