El 1 de agosto, a 110 kilómetros al noroeste de San Francisco, tres drones submarinos lanzados al océano encontraron algo inesperado: los restos del USS Stewart, un destructor de la Armada de los Estados Unidos capturado por Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

El hallazgo se produjo a más de 1,100 metros de profundidad, en el Santuario Marino Nacional Cordell Bank. Aunque el barco, de 96 metros de eslora, estaba cubierto de vegetación marina, se encontraba sorprendentemente intacto, erguido sobre el fondo marino.

Los drones, operados por la empresa Ocean Infinity, están diseñados para explorar los océanos de manera autónoma y han sido clave en importantes descubrimientos arqueológicos. Este hallazgo se une a otros importantes, como el redescubrimiento del Endurance de Ernest Shackleton en 2022 y el USS Nevada en 2020.

Este descubrimiento subraya el papel vital de la tecnología en la exploración marina moderna y el acceso a partes de la historia escondidas bajo el agua.

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