Para los cuernavacenses las barrancas de Cuernavaca están casi todas contaminadas. En lugar de sentirnos orgullosos de ellas, nos da vergüenza su existencia deplorable. El incontrolable crecimiento urbano las convirtió en tiraderos de desechos y en basureros. Las autoridades municipales de la capital morelense nunca se interesaron en proteger el medio ambiente de dichas hondonadas ni implementaron planes para defenderlas de la inconsciencia ciudadana. Los políticos que gobernaron el municipio de Cuernavaca no valoraron la importancia de su existencia, ya que eran servidores públicos que carecían de una cultura ecológica. La barrancas cuernavacenses fueron invadidas y se posesionaron de su entorno ciudadanos de todos los estratos sociales. Muchos propietarios de predios construyeron sus límites al borde de dichas hondonadas, sin tomar en cuenta que los reglamentos ambientales no lo permiten. Los cuernavacenses del siglo XIX veían con respeto las barrancas, en aquellos tiempos representaban un ámbito natural casi sagrado. Sin embargo, los cuernavacenses de la segunda mitad del siglo XX no supieron preservar la riqueza y belleza natural de estas hondonadas.  

Las barrancas son parte integral del maravilloso clima que hemos gozado por siglos en Cuernavaca; son pulmones de oxígeno para la gente. Hay hondonadas de todos tamaños: barrancas, barrancos, barranquillas, cañones y cañadas; algunas tienen una longitud de más de 10 kilómetros y profundidades hasta de 40 metros, muchas se conectan unas a otras. La mayoría surcan el municipio en dirección de norte a sur. Dichas hondonadas generan en su espacio corrientes de aire que emerge a las lomas donde vive la gente. Estas corrientes de aire las conocemos como chiflones; durante el día el aire fluye de sur a norte y durante la noche el aire fluye de norte a sur. Las barrancas poseen una vegetación biodiversa que ha sido perturbada por la contaminación y poseen o poseían una abundante fauna que con el crecimiento urbano y la depredación ha disminuido considerablemente. En el fondo de una barranca la temperatura es más baja que en la superficie y en algunos tramos de su trayectoria existen cascadas y pozas de distintas dimensiones. 

No se sabe con exactitud cuántas barrancas existen en Cuernavaca, pero son innumerables. Algunas han desaparecido por el crecimiento urbano y por las construcciones inmobiliarias. Otras fueron atravesadas por calles aprovechando los vados. Gracias a las barrancas pocas veces los cuernavacenses han padecido de  inundaciones, debido a que las aguas de las lluvias se precipitan al fondo de las barrancas. La mayoría de la gente está confundida con la ubicación de las barrancas y pocos conocen sus nombres. Donde nacen estas barrancas el caudal de su agua es limpia, pero al introducirse al área urbana comienzan a contaminarse con descargas de aguas negras domiciliarias y descargas de aguas residuales industriales; muchas de ellas se han convertido en basureros. El grado de su contaminación es un desastre.

Por ser el municipio de Cuernavaca una ciudad con infinidad de barrancas, desde mediados del siglo XX el ayuntamiento capitalino debió primordialmente desplegar un servicio eficiente, continuo y constante de recolección de basura, para que la gente no tirara la basura en las barrancas y para mantener limpia la ciudad, pero estos planes nunca estuvieron contemplados por los funcionarios municipales. En este sentido Cuernavaca es una de las capitales mexicanas más atrasadas en el cuidado del medio ambiente. Los cuernavacense vivimos acostumbrados a ver basura por todas partes de nuestra ciudad, es algo cotidiano en el paisaje citadino. A las autoridades municipales les falta capacidad para mantener un personal especializado en el saneamiento ambiental, le dan más importancia a otras áreas burocráticas que al cuidado de la imagen de Cuernavaca. Parece que a los políticos que han gobernado Cuernavaca no les interesó que la capital morelense sea una ciudad famosa nacional e internacionalmente por su privilegiado clima, pues es evidente el descuido y abandono que presenta Cuernavaca desde hace varias décadas. Por ejemplo, la poza de la cascada de San Antón está repleta de basura. 

Afortunadamente en este 2021 todavía existen pocas barrancas que se han salvado de la contaminación, debido a que se localizan lejos de la mancha urbana, en la parte  norponiente y poniente del municipio de Cuernavaca. Estas hondonadas han existido con tan buena suerte que son áreas naturales conservadas por la mano de Dios. Una de estas barrancas es La Tilapeña, de variadas características y dimensiones, tanto en anchura, angostura, longitud, profundidad, clima, biodiversidad, fauna, geología, acantilados, arbolado gigantesco, vegetación espesa y caudal de agua limpia. Toda esta gama de atractivos y bellezas naturales existentes en La Tilapeña, son propicios para realizar paseos ecoturísticos y precisamente esto fue lo que hice el pasado sábado 17 de julio: fui con tres amigos a recorrer las entrañas de La Tilapeña, caminando por el lecho de su caudal de agua. Escogí este verano para dar este paseo, porque es la estación cuando La Tilapeña está en todo su esplendor, gracias a la temporada de lluvias. Disfrutar de los encantos de la madre naturaleza en la barranca Tilapeña, es nutrir de energía, vigor y fortaleza el espíritu, la mente y el cuerpo. Al terminar el paseo, subimos por la ladera para regresar a la loma y nos presentamos en el rancho de un amigo ejidatario donde nos sirvieron una exquisita comida ranchera que degustamos admirando a lo lejos el panorama del Valle de Cuernavaca. El ecoturismo debe estar relacionado con la gente que vive en el entorno de los atractivos naturales, para que se vean beneficiados y coadyuven a que los paseos sean seguros y confiados. Si Dios me presta vida seguiré realizando estos paseos, porque además son buenos para hacer ejercicio y conservar una buena condición física. Y además cuidamos una barranca.

Por: Juan José Landa Ávila  / jjlanda.cronica@gmail.com


Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp