En la carretera federal México-Cuernavaca aun se pueden ver los vestigios de “El Guarda”, paradero que sirvió a las diligencias para realizar el cambio de caballos frescos, además de proporcionar descanso y alimentos a los viajeros.Cuernavaca estuvo aislada durante siglos de las principales poblaciones del país, pero no porque estuviera situada a distancias muy lejanas de dichas poblaciones, sino porque estaba rodeada de espesos, densos e intrincados bosques, que la mantuvieron casi incomunicada con el exterior. Es decir, Cuernavaca fue fundada en el siglo XIII en la parte alta de un valle rodeado de inmensos bosques y por esta característica fue bautizada con el nombre de Cuauhnáhuac, que significa “Lugar rodeado de bosques”. Los suelos de dichos bosques estaban constituidos por terrenos accidentados, rocosos y pedregosos, con abundante tierra rica en nutrientes. Cabe destacar que la serranía que separa a Cuernavaca del Valle de México en tiempos arcaicos fue una región volcánica, que es parte del eje volcánico transversal. Por tal motivo en los altos de la geografía morelense hay vestigios de cráteres extintos. En temporadas de lluvias los bosques que rodean a Cuernavaca eran casi inaccesibles.  Del lado norponiente, norte y nororiente había bosques abundantes de encino, ocote, madroño y oyamel. Del lado poniente, surponiente, oriente y suroriente había selvas con más diversidad en vegetación arbórea. Al Valle de Cuernavaca lo rodean por el poniente la serranía de Ocuila, por norponiente la serranía de Zempoala, por el norte la serranía del Ajusco Chichinautzin, por el nororiente la serranía Tepozteca y por el oriente la serranía de Montenegro; estas elevaciones montañosas en la antigüedad eran montes inhóspitos, poblados por una gran diversidad de fauna. Cabe destacar la existencia al oriente del Valle de Cuernavaca de la tupida selva del Texcal, situada al pie de la serranía de Montenegro, que a principios del siglo XX tenía una extensión de 9 kilómetros de longitud por 5 de anchura, dato mencionado en un diccionario de 1910.  
En la época prehispánica Cuauhnáhuac (Cuernavaca) tenía 32 caminos de entradas y salidas por los cuatro puntos cardinales, según lo refiere el libro “Códices de Cuernavaca”. Estos accesos eran veredas constituidas por tramos de terracería o empedrados y eran vías peatonales que pasaban por lomas y atravesaban barrancas. Por estos caminos caminaban los tamemes, paynani y pochtecas. Con el correr de los siglos fueron desapareciendo por el crecimiento urbano, pero todavía hay vestigios de estos antiguos caminos en partes despobladas. 
El conquistador Hernán Cortés menciona en sus “Cartas de Relación”, que cuando regresó en 1521 de Cuernavaca a Xochimilco al frente de su ejército, le costó mucho esfuerzo atravesar la serranía del Ajusco y que solo hizo una escala en el pueblo de Coajomulco; menciona que se le murieron dos hombres en el trayecto constituido por un laberinto de senderos. Posteriormente, 11 años después, cuando Cortés regresó de Europa pensaba organizar una expedición por el Océano Pacífico, por este motivo trazó el camino real o de herradura de la ciudad de México a Acapulco y un tramo de esta vía pasaba por Cuernavaca, donde residía el conquistador. Este dato lo menciona Miguel Salinas en su libro. Así fue como Cuernavaca a principios de le época colonial quedó comunicada con la tierra caliente del sur y con la tierra fría del Valle de México. Este camino real tenía una longitud de 500 kilómetros y lo recorrieron por casi cuatro siglos las recuas de arrieros.  
En 1803 el famoso viajero Humboldt se trasladó en caravana del puerto de Acapulco a la ciudad de México y menciona en sus crónicas que el tramo más difícil que recorrió en este camino real, fue el de Cuernavaca a El Guarda, parada situada a 39 kilómetros antes de llegar a la ciudad de México. Sin duda lo dificultoso de su paso por el Ajusco, se debió a los bosques tan compactos que encontró en el trayecto. 
Por fin se construyó de 1835 a 1839 la primera vía accesible de un poco más de 100 kilómetros de distancia, que comunicaba a Cuernavaca con la ciudad de México. Me refiero al camino real de diligencias que el presidente Antonio López de Santa Anna, mandó construir como premio para los cuernavaqueños por haber apoyado su régimen dictatorial a través del “Plan de Cuernavaca”. Este dato inédito me lo platicó Valentín López González (q.e.p.d.), cronista vitalicio de Cuernavaca. El camino de diligencias se construyó sobre tramos de terracería y tramos empedrados hechos con piedras de río. Atravesaba la serranía del Ajusco hasta por alturas de 3015 metros sobre el nivel del mar y por las pendientes empedradas de Huitzilac a Santa María. Miguel Salinas menciona en sus crónicas, que había tramos umbríos en estos bosques, donde los rayos del sol apenas penetraban la espesura de las frondas. Las diligencias tardaban 9 horas en llegar a Cuernavaca, porque hacían varias escalas en el trayecto para el cambio de bestias. Además, circulaban por esta vía jinetes, arrieros y carretas.  Hasta la fecha, todavía existen algunos vestigios empedrados de este antiguo camino en el poblado de Santa María. Funcionó como único por casi 60 años.
En 1870 el gobernador Francisco Leyva mandó construir el camino real o de herradura de Cuernavaca a Yautepec, debido a que Cuernavaca acababa de ser designada capital del estado de Morelos y tenía que estar comunicada con el oriente del territorio morelense. Este dato se recabó por tradición oral de Federico Arguelles Juárez (q.e.p.d.) y Malaquías Flores Pérez (q.e.p.d.), el primero cronista de San Andrés de la Cal y el segundo cronista de Tejalpa. Ambos cronistas relataban que este camino se hizo en tiempos de Leyva. Esta vía era transitada por peatones, arrieros y jinetes. El camino partía de los manantiales de Chapultepec, pasaba por los manantiales de Tejalpa, continuaba por un sendero de la selva del Texcal, más adelante atravesaba la serranía de Montenegro y un tramo pasaba por la falda del cerro de Las Tetillas, para luego bajar al llano y continuar directo hasta Yautepec. Este camino  de    23  kilómetros   de longitud estaba hecho de empedrado en algunos tramos y de terracería en otros. Todavía hay vestigios de este antiguo camino que funcionó como único por casi 60 años. (Continuará).

Por:  Juan José Landa Ávila / local@diariodemorelos.com.mx

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