Para muchos habitantes de Cuernavaca que transitan por sus calles, el Boulevard Benito Juárez resulta una arteria indispensable de entrada y salida, por el lado sur al centro de la ciudad y pareciera que esta importante avenida ha existido desde siempre. La realidad es que antes de 1943 era un conjunto de apacibles huertas con guayabos, ciruelos, zapotes, cajinicuiles y algunos sembradíos de calabaza y de maíz.

Cuernavaca siempre ha tenido una relación socio-económica muy fuerte, con la zona metropolitana del Valle de México y para 1943, no era la excepción. Cuernavaca representaba un importante atractivo turístico para los capitalinos, que en fines de semana y días festivos abarrotaban la ciudad. La calle de Morelos, en ese entonces de doble sentido, era el paso obligado para ir a Acapulco, Tequesquitengo y otros balnearios del sur del estado y el tráfico de esa avenida ya resultaba un verdadero problema.

En 1943, había registrados en la oficina de tránsito del estado de Morelos 1,135 vehículos particulares en circulación; 250 de uso público federal, 260 de servicios de alquiler; 185 bicicletas y 16 motocicletas. Por otra parte, había 92 permisos para transporte de pasajeros y de carga. El auge económico de esa época hacía ver la posibilidad de que el número de vehículos aumentara, complicando aún más las vialidades.

Por tal motivo, en ese entonces el Gobernador del Estado, Jesús Castillo López, y el Presidente Municipal de Cuernavaca, José Cuevas, vieron la urgente necesidad de resolver el problema. Inicialmente se contempló la posibilidad de ampliar la avenida Morelos, pero debido al alto precio que habían alcanzado las propiedades en esa zona resultaba prohibitivo. Así que se planteó la apertura de una nueva calle, un boulevard que saldría del monumento del general Carlos Pacheco, frente al Palacio de Cortés y llegaría hasta la glorieta de la intersección de las calles de Galeana y la Carretera Nacional México- Acapulco, hoy Avenida Morelos Sur. La calle tendría un ancho de 20 metros, dos banquetas en cada lado de dos metros de ancho cada una, dos arroyos viales de siete metros cada uno, para permitir la doble circulación de vehículos y al centro se colocaría un camellón de dos metros de ancho en donde se sembrarían árboles, arbustos y pasto para embellecer el boulevard. En total se construirían 1,589 metros de largo y se afectarían 31,780 metros cuadrados de terreno. Se incluiría el alcantarillado y tuberías de agua potable y saneamiento. El boulevard serviría también como estacionamiento para las personas que visitaban la ciudad con sus autos. Esta obra incrementaría el valor de las propiedades que ahí existían y facilitaría la comunicación a muchos predios cuyo acceso era sumamente difícil.

“Pero existía un inconveniente, del jardín Pacheco a la calle de Las Casas existía un pequeño callejón que se llamaba “Callejón de la Gómara”

Los trabajos de construcción se iniciaron en febrero de 1944. La obra fue financiada por el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas, S.A. y realizada por la empresa “Construcciones y Proyectos, S.A.”. Se calculó que tendría un costo inicial de 700,000 pesos, pero en junio de 1945 se tuvo que solicitar una ampliación por 350,000 pesos para el asfaltado de la calle. Cabe señalar que al mismo tiempo se remodeló la plazoleta del costado sur del Palacio de Cortés, en donde se colocó la escultura de Don José María Morelos, realizada por el artista Juan Olaguibel.

Para finales de 1945 el flamante Boulevard Benito Juárez ya se encontraba en servicio. Posteriormente se instaló en esta calle el Hotel Hernán Cortés (actualmente es el IMSS), y otros importantes comercios.

Años después, en la glorieta que se encuentra a la altura de la calle de Motolinía se colocó una hermosa fuente, que en 1979 fue demolida para construir un basamento en donde se colocó la escultura de Benito Juárez, que antes estaba en Buenavista, en el lugar que ocupa actualmente el mercado.

Esta obra contribuyó de forma importante al embellecimiento de la ciudad y ha sido de las pocas acciones de desarrollo urbano, con visión de futuro, que hemos tenido en nuestra ciudad de Cuernavaca.

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