Este 18 de diciembre se conmemora el Día Internacional del Migrante, una fecha impulsada por la Organización de las Naciones Unidas con el objetivo de reconocer la presencia, el esfuerzo y las aportaciones de millones de personas que han dejado su lugar de origen para buscar mejores condiciones de vida en otro país.
La ONU señala que la migración se desarrolla hoy en un escenario global cada vez más complejo, influido por conflictos armados, crisis económicas, violencia, desastres naturales y el impacto del cambio climático, factores que continúan obligando a millones de personas a desplazarse tanto dentro de sus países como a través de fronteras internacionales.
Un fenómeno en constante crecimiento
Datos de organismos internacionales indican que la población migrante mundial supera los 280 millones de personas, una cifra histórica que refleja la magnitud del fenómeno. Tan solo en el último año, se alcanzaron niveles sin precedentes de desplazamiento forzado, mientras que las necesidades humanitarias aumentaron en regiones afectadas por guerras, hambrunas y eventos climáticos extremos.
A este panorama se suma un dato preocupante: el número de personas migrantes fallecidas durante su trayecto ha alcanzado cifras récord, especialmente en rutas consideradas de alto riesgo, donde la falta de protección y la presencia de redes criminales agravan la situación.
México y la región, puntos clave de la migración
En el caso de América Latina, la migración se ha intensificado por la desigualdad social, la inseguridad y la falta de empleo. México se ha convertido en un país estratégico dentro del fenómeno migratorio, al fungir como lugar de origen, tránsito y destino, recibiendo a personas provenientes de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe.
Organizaciones civiles han alertado que, pese a los avances, las personas migrantes continúan enfrentando violaciones a sus derechos humanos, discriminación y obstáculos para acceder a servicios básicos como salud, educación y empleo.
Más que una conmemoración
El Día Internacional del Migrante busca ir más allá del reconocimiento simbólico. Es una oportunidad para reflexionar sobre la responsabilidad de los Estados, fortalecer políticas de protección y promover una cultura de respeto e inclusión.
En un contexto global marcado por la movilidad humana, la migración se consolida como una realidad permanente que exige respuestas integrales, solidarias y con enfoque de derechos humanos, tanto a nivel local como internacional.
