Mantener un auto o una motocicleta en buen estado no debería ser sinónimo de vaciar la cartera. Sin embargo, muchas personas solo acuden al taller cuando ya hay un problema serio, lo que termina costando más en reparaciones que lo que habrían invertido en un mantenimiento adecuado.

Especialistas en mecánica automotriz coinciden en que el mantenimiento preventivo —aquel que se realiza antes de que surjan fallas— es la forma más efectiva y económica de preservar el buen estado del vehículo, asegurar la seguridad del conductor y pasajeros, y evitar imprevistos en la vía.

A continuación, te presentamos acciones prácticas, económicas y efectivas que puedes aplicar para cuidar tu vehículo sin gastar de más:

1. Cambio de aceite y filtros: la base de todo buen mantenimiento

El aceite es el “sangre” del motor. Mantenerlo limpio y en buen nivel permite lubricar las piezas internas, reducir la fricción y evitar el sobrecalentamiento. La mayoría de los autos modernos requieren cambio de aceite cada 5,000 a 10,000 kilómetros, pero siempre es recomendable consultar el manual del fabricante. Junto al aceite, el filtro de aceite debe cambiarse para evitar contaminantes que puedan dañar el motor.

2. La batería: el corazón eléctrico del vehículo

Muchas fallas inesperadas provienen de una batería en mal estado. Revisar periódicamente sus niveles, conexiones y fecha de fabricación puede evitar quedarte varado. Una batería bien mantenida puede durar entre 2 y 4 años.

3. Presión y estado de las llantas: seguridad y ahorro

Conducir con la presión incorrecta no solo aumenta el consumo de combustible, también desgasta más rápido las llantas y reduce la estabilidad. Verifica la presión una vez a la semana o antes de un viaje largo. Además, rotar las llantas cada 10,000 km ayuda a que el desgaste sea parejo y se prolongue su vida útil.

4. Limpieza frecuente: más que estética

Un vehículo limpio no solo luce mejor, también se protege. El polvo, barro o salinidad pueden dañar la pintura, provocar corrosión y generar óxido en zonas vulnerables. Se recomienda lavar el vehículo al menos una vez por semana y aplicar cera cada cierto tiempo para proteger la pintura.

5. Revisión de frenos, luces y niveles

Componentes como los frenos y luces deben ser revisados regularmente, incluso si no presentan fallas visibles. Frenos que chillan, luces tenues o apagadas, o niveles bajos de líquidos (refrigerante, frenos, dirección) pueden derivar en problemas mayores. Una revisión visual y rápida cada dos semanas puede marcar la diferencia.

6. No ignores las señales del tablero

El tablero está lleno de luces que indican si algo va mal: motor, batería, temperatura, frenos... Muchas veces los conductores las ignoran hasta que el vehículo deja de funcionar. Si una luz se enciende, actúa de inmediato: puede evitar un daño mayor.

7. El manual del usuario es tu mejor aliado

Aunque parezca obvio, muchos conductores no leen el manual de su vehículo. Ahí están todas las recomendaciones específicas de mantenimiento: tipo de aceite, intervalos de cambio, presión de neumáticos y más. Seguir esas pautas es una forma inteligente de cuidar tu inversión.

Conclusión: prevenir cuesta menos que reparar

Mantener un vehículo no tiene por qué ser costoso si se hace con constancia, responsabilidad y sentido común. Aplicar estos consejos puede significar un gran ahorro a largo plazo, mayor seguridad al conducir y una vida útil más prolongada para tu auto o motocicleta.

Recuerda: tu vehículo es una inversión. Cuidarlo no requiere grandes gastos, solo buenos hábitos.

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