Ciudad de México.– Imagina una tarde calurosa en un barrio de la capital: una madre llena el vaso de su hijo con un refresco helado, sabiendo que ese dulce ritual familiar podría costarle caro en visitas al doctor. En México, donde el 75% de los adultos mayores de 20 años lidian con sobrepeso u obesidad, y uno de cada cinco padece diabetes, momentos como estos son el pan de cada día. Pero hoy, en un giro inesperado, la gigante de las burbujas, Coca-Cola, se sienta a la mesa con el gobierno para cambiar el menú: menos calorías, precios más accesibles para lo "zero" y un impuesto más ligero para las opciones sin azúcar.

¿Es este el comienzo de una revolución en los hábitos de 130 millones de mexicanos, o sólo un trago temporal en la batalla contra la "epidemia silenciosa"?

El anuncio, que irrumpió como un rayo en las redes y las mañaneras presidenciales, surge de un diálogo tenso pero fructífero entre la Industria Mexicana de Coca-Cola, la Secretaría de Salud y legisladores federales.

Todo gira en torno al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), ese gravamen que desde 2014 busca frenar el desborde de refrescos –México consume unos 166 litros por persona al año, el doble del promedio global–. La propuesta original para 2026 era drástica: subir el impuesto de 1.64 a 3.08 pesos por litro en bebidas azucaradas, un salto del 87% para desincentivar el vicio dulce y recaudar 41 mil millones de pesos destinados a tratar diabetes e hipertensión.

Pero las refresqueras contraatacaron con un plan propio: un IEPS reducido a sólo 1.5 pesos por litro para las versiones light o zero, a cambio de compromisos concretos por la salud.

"Por el bien del país, por el bien de la salud de los mexicanos", declaró Patricio Caso Prado, director de Asuntos Públicos de Coca-Cola México, en un comunicado que ya suma miles de retuits en X.

La empresa, que representa el 70% del mercado refresquero del país, promete una reformulación radical: reducir el 30% de las calorías en sus refrescos emblemáticos, empezando por las botellas familiares de mayor tamaño.

En un año, más del 70% del volumen que se vende aquí –piensa en esas coca colas familiares que refrescan fiestas enteras– tendrá menos azúcar.

Y no para ahí: cada refresco en su portafolio, desde la clásica hasta las exóticas, tendrá una versión baja en calorías o sin ellas.

Pero el pacto va más allá de la fórmula secreta. Coca-Cola se alía con distribuidores y tiendas para que el ahorro del IEPS se note en el bolsillo: las bebidas zero costarán menos que sus hermanas azucaradas.

"Nuestro objetivo es claro: que las bebidas sin calorías tengan un precio menor que las equivalentes con calorías", enfatizó Caso Prado.

Como gancho inicial, lanzarán una presentación pequeña de Coca-Cola Zero al precio más bajo de toda la línea –un anzuelo para que los consumidores, tentados por el calor y la costumbre, opten por lo ligero.

En el frente de la publicidad, la marca da un volantazo ético. Basta de niños en los spots: se prohíbe la aparición de menores de 16 años en cualquier anuncio. La estrella será Coca-Cola Zero, priorizada sobre la regular, y las botellas gigantes –más de un litro– solo se promocionarán en contextos de "convivencia", como reuniones familiares.

Adiós total a la publicidad de los envases de 3 litros, esos que alimentan maratones de Netflix. Y para rematar, Zero invadirá las campañas de la Copa Mundial de la FIFA 2026, que México coorganiza, junto con un rediseño visual que la haga irresistible.

La presidenta Claudia Sheinbaum, que ha hecho de la salud un eje de su "segundo piso de la transformación", aplaudió el avance en su mañanera de este jueves. "Los refresqueros proponen un plan para avanzar en la reducción de azúcar en las bebidas en el corto plazo. Van a hacer algunos planteamientos de un acuerdo que es para beneficio de la salud de los mexicanos", dijo, recordando que el IEPS no es solo por plata, sino por vidas: "Todos los fondos que se recauden van directamente a un fondo de salud".

Eduardo Clark, subsecretario de Salud, fue más efusivo: "Estamos tomando esta decisión porque creemos que con este acuerdo podemos tener un México más sano que el que teníamos con la propuesta original".

Él lamentó el récord nacional: más de 500 mil niños con diabetes y cerca de 12 millones de adultos en la misma lucha. No todo es efusividad.

La oposición, liderada por PAN y PRI en la Cámara de Diputados, tilda el pacto de "regalo a las refresqueras". "Es un pacto entre Morena y las empresas para disminuir el IEPS a bebidas sin calorías, de 3.08 a 1.5 pesos, cuando el objetivo era desincentivar el consumo total", criticó un diputado panista en sesiones recientes.

En X, las reacciones hierven: mientras algunos celebran "un paso histórico por la salud" –como el tuit de la periodista Alicia Salgado, que suma cientos de likes–, otros lo ven como "pura propaganda" para blindar ganancias. "Puro simbolismo, a ustedes no les importa la gente, lo que les importa es que sus amigos empresarios sigan en posiciones de poder", escribió un usuario indignado, eco de un sentir que resuena en foros como Facebook, donde posts del Instituto Nacional de Salud Pública cuestionan si las promesas de la industria bastan contra la "crisis mundial de obesidad" ligada a gigantes como Coca-Cola.

Expertos como Gabriela Gutiérrez Mora, presidenta del IMEF, advierten que el consumo de refrescos es "inelástico": la gente sigue comprando pese a los impuestos, por lo que urge educación y campañas.

Federico Rubli, del Comité del Indicador IMEF, aboga por un enfoque holístico: "No solo alza impositiva, sino concientización". Y en el terreno, el impacto podría ser mixto: el IEPS subirá para las azucaradas, pero el alivio para las zero podría impulsar ventas de edulcorantes artificiales, cuya salud a largo plazo aún genera debate.

Para sellar el trato, Coca-Cola y la Secretaría de Salud lanzarán un proyecto piloto: promover activamente las bebidas bajas en calorías en comunidades vulnerables, con mesas de trabajo permanentes para monitorear avances.

Ricardo Monreal, coordinador de Morena en San Lázaro, ya impulsa reservas legislativas para anclar el acuerdo en ley. "Hoy tenemos la discusión de esta ley, del IEPS, y nosotros, como mayoría legislativa, vamos a plantearle a la comisión de Hacienda que puedan hacer reservas para que este acuerdo se plasme en la ley", aseguró.

En un país donde cuatro de cada 10 niños y adolescentes cargan con sobrepeso –36.5% de escolares, según UNICEF–, este pacto podría ser el catalizador de un cambio cultural. No es magia: reducirá ingresos fiscales en unos 10 mil millones de pesos anuales, pero podría ahorrar billones en tratamientos médicos.

Como dice Andrés Massieu Fernández, presidente de la Asociación Mexicana de Bebidas: "Impulsaremos el mercado de las bebidas reducidas y sin azúcar para contribuir a un consumo más saludable".

Al final del día, mientras el sol se pone sobre las tienditas de la esquina –esas que venden el 80% de los refrescos en México–, el verdadero veredicto lo darán las familias. ¿Optarán por el zero, o la nostalgia dulce prevalecerá? Solo el tiempo, y quizás un sorbo menos calórico, lo dirá. Por ahora, México brinda con una promesa: salud en cada burbuja.

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