Apunto de tener su arranque inaugural formal el Tren Maya, las especulaciones por cuánto a sus costos faraónicos caminan a la par de los tiempos finales de la Cuarta Transformación aunados a las otras dos obras casi imperiales, una de ellas con dudosos resultados y múltiples evidencias de graves problemas en su estructura, como lo es la Refinería Olmeca de Dos Bocas en el Golfo de México por los rumbos de Tabasco, que en esta ocasión sólo la referimos sin detalles por sus cualidades, calidades, ni inversiones, como tampoco lo hacemos en el espacio ferroviario carretero del Istmo de Tehuantepec entre Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz, Oaxaca, donde la macroobra marcha a pasos agigantados entre gastos e inversiones que sólo se ven en los países petroleros de gran riqueza como son los del Medio Oriente… Hablemos de las dos macroobras emprendidas por el Gobierno de la Cuarta Transformación del Presidente Andrés Manuel López Obrador… El Aeropuerto Militar de Santa Lucía recibió inversiones increíbles para su transformación y fue convertido en lo que es, bajo el nombre de Felipe Ángeles, un Aeropuerto forzadamente Internacional que de acuerdo con quienes saben de aeronáutica, sólo es un buen aeropuerto provinciano regional, muy lejano de ser una Terminal Internacional como el de la Ciudad de México, de Cancún, Guadalajara, Monterrey, Tijuana, Los Ángeles, Houston, Atlanta, Nueva York u otros destinos aéreos ¡verdaderamente internacionales…! Sin embargo, por cuánto a lo gastado esperamos dé resultados, como si el dinero metido ahí hubiera sido totalmente invertido… Se programó inicialmente de acuerdo con datos oficiales en 75 mil millones de pesos, que a su término rebasaron con creces su costo para alcanzar aún sin ser terminado ¡450 mil millones de pesos!, (según datos de Carlos Urzúa quien fuera Secretario de Hacienda al inicio del sexenio de AMLO); teniendo adeudos pendientes de pago por las tierras expropiadas a los desalojados, que esperamos no hayan sido despojadas a sus dueños originales, quienes mantienen manifestaciones y reclamos para que se les pague lo que consideran que el Gobierno de la República les debe, pero no les ha cumplido, según la promesa y compromiso del Presidente López Obrador…
Por cuánto al Tren Maya, la circunstancia no es distinta pues también a miles de posesionarios y propietarios de los terrenos usados para la construcción de ese medio de comunicación, con la tramitología burocrática del Gobierno, sólo se les firmaron convenios que de acuerdo con las revisiones tienen presuntas trampas en su estructuración, por lo cual solamente se les han cubierto pequeñas porciones de pago con macrodeudas por la mayor parte de los espacios expropiados… A ello se deben aunar las afectaciones y destrucción incuestionables contra la flora y fauna, particularmente ésta que no sólo fue expoliada, sino que perdió sus espacios de hábitat y tránsito por esta construcción… Macroobra de tintes imperiales que se programó en principio en ¡156 mil millones de pesos!, misma que también ha rebasado la multiplicación por más del triple hasta alcanzar ¡515 mil millones de pesos! sin estar terminada… La gran preocupación por esto del Tren Maya a punto de ser usado por los lugareños para su transportación y por el turismo para su esparcimiento, es la posible consistencia y resistencia que deben tener las vías de su sustentación en todo su recorrido, a lo largo de los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, que siendo suelo calcáreo tiene evidencias de poca resistencia, sobre todo en aquellos espacios que sólo son ‘bóvedas’ que como frágiles lozas cubren los cenotes sobre los cuales se tendieron los rieles, donde transitarán los vibrantes trenes con sus vagones, furgones, pasajeros y cargas… Ojalá que le vaya bien al Tren Maya y que el AIFA aunque sea forzadamente, siga creciendo en su servicio de transportación, más allá de ser sólo un aeropuerto carguero… ¡Ahí la dejamos! ¡Hasta mañana que será un día más!
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