Black Rabbit, la nueva miniserie de Netflix, es un thriller criminal que mezcla el caos familiar con el submundo neoyorquino de la restauración. Es protagonizada por Jude Law como el ambicioso Jake Friedken y Jason Bateman como su hermano problemático Vince.
La trama sigue a Jake Friedken, un restaurador exitoso que dirige un exclusivo bar-restaurante en Manhattan, un lugar que es tanto un refugio personal como un imán para la élite de la ciudad. Su vida, aparentemente controlada, se desmorona con el regreso de su hermano Vince (Jason Bateman), un exmúsico carismático pero autodestructivo que arrastra deudas con mafiosos locales. La relación entre los hermanos, marcada por años de resentimientos y secretos, es el corazón emocional de la serie. Cuando Vince reaparece, viejos enemigos emergen, y el restaurante de Jake se convierte en el epicentro de un torbellino de traiciones, violencia y maniobras para sobrevivir.
La serie evoca ecos de Ozark, The Bear y Uncut Gems, con escenas de persecuciones tensas y diálogos cargados de resentimiento fraternal. Law y Bateman brillan en su química tóxica: él con un acento americano que añade vulnerabilidad, y Bateman como un carismático desastre que roba escenas. El elenco secundario, con Troy Kotsur como un mafioso imponente, añade profundidad.
Con un 63% en Rotten Tomatoes y un 7.1 en IMDb, la serie es perfecta para quienes disfrutan de historias crudas sobre lealtad, traición y redención. Ideal para un fin de semana, si no te importa la penumbra.
