La llegada de Efraín Juárez al banquillo de los Pumas de la Universidad, pareció en principio una muy buena noticia.

Procedente de Colombia, donde logró guiar al popular cuadro del Atlético de Medellín a conseguir los dos títulos más importantes, la Copa y la Liga, quedó desvinculado por discrepancias con la directiva en el tema de los refuerzos.

Su paso por el país cafetalero no estuvo exento de polémica, dado que sus excesivos festejos llegaron incluso al escritorio de los jueces.

Llegando al Pedregal, lanzó su primera diatriba: dijo que, para trascender en este equipo, “había que cagar sangre”.

En su primera misión, que era seguir adelante en la Concachampions fracasó, al no poder eliminar al cuadro tico del Alajualense.

A la LigaMx arribó el 4 de marzo, obteniendo resultados razonablemente positivos, sin embargo, en la fecha 12, todo cambió.

Los auriazules recibieron a Monterrey, en uno de los partidos con el trabajo arbitral más pobre en mucho tiempo.

Al termino del juego, la Comisión de Árbitros recibió un acre e irrespetuoso comunicado, donde exigían una investigación y una pronta respuesta.

Los encargados de dirigir a los nazarenos, en vez de conducirse con mesura, ya que evidentemente la carta fue escrita al calor de la frustración, se “engancharon” y en lugar de invitar a que esto se ventilara por los conductos adecuados, la contestaron de inmediato, prometiendo justicia pronta y expedita.

Dos jornadas más tarde, visitaron a Cruz Azul, cayendo de nueva cuenta y en esta ocasión, el silbante Daniel Quintero expulsó, con toda justicia, al estratega felino.

En la fecha 16, para el Pachuca vs Tigres fue designado el mundialista César Ramos Palazuelos.

En la última fecha, Los Pumas visitaban a Tigres, jugándose el boleto al Play In contra la Chivas, quienes a su vez iban contra el Atlas en el estadio Jalisco.

El silbante designado era Quintero y en un alarde de prepotencia, la directiva, presionada por su entrenador, puso el grito en el cielo, exigiendo no solo que quitaran a Daniel, sino que les mandaran al mejor, es decir, a Ramos.

De manera obsecuente y sumisa, el órgano rector de los de negro, retiró el nombramiento al tapatío y repitió, porque no, en dos jornadas seguidas al mismo juez con el mismo equipo, en este caso los de Nuevo León.

El fin de semana se jugó el Play In en Ciudad Juárez ante una tormenta de arena que impedía la visión y ponía en riesgo la integridad física de los jugadores.

Una vez más, el berrinche corrió a cargo del banquillo auriazul, negándose a salir al terreno de juego y demorando el inicio por más de hora y media.

Le tengo gran cariño al equipo, profeso un afecto sin par hacia el Doctor Miguel Mejía Barón y guardo especial estima y admiración a su presidente, Luís Raúl González, por ello me niego a admitir que no solo se le permitan las pataletas al técnico, sino que se le haya dejado transformar al equipo en una pandilla de infractores. Estamos evidenciando…un secuestro.

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