Uno de los grandes problemas de las ciudades es la falta de espacios deportivos.

Un amigo periodista me comentó recientemente que Cuernavaca, capital del Estado de Morelos y en donde tengo la dicha de morar, está en el penúltimo lugar en cuanto instalaciones, solo arriba de Chetumal, Quintana Roo.

Desde hace algunos años, abrimos al público un campo para practicar el futbol en su modalidad Fut-7. Ahí funciona una escuela en que aprenden a jugar niñas y niños, principalmente de la Colonia Antonio Barona y sus alrededores.

También es sede de diversos torneos, donde jóvenes y adultos buscan la supremacía deportiva, así como la convivencia familiar.

El problema es que las calles que dan acceso al inmueble, carecen de drenaje y pavimento.

Hemos buscado de manera insistente a un funcionario de nombre Adolfo Barragán Cena, quién entiendo, es el Secretario de Infraestructura dependiente del Gobierno del Estado.

En las ocasiones que he tenido el placer de saludar a la señora Gobernadora Margarita González Saravia, escuché que su gestión sería siempre de puertas abiertas.

Pues seguramente la instrucción no ha llegado al escritorio del Arquitecto, pues no se ha dignado a recibirme.

Pienso que debe ser un hombre muy ocupado o quizá crea que voy a pedirle prestado.

La realidad es que lo que necesito es orientación.

Saber a qué dependencia acudir o si nosotros, como particulares, podemos poner manos y dinero a la obra.

La promoción del deporte debe ser una premisa en cualquier sociedad, pero, sobre todo, la que va dirigida a los jóvenes.

Vivimos tiempos violentos, con la inseguridad rampante y el acecho de los integrantes del crimen organizado.

Afortunadamente no le dejamos todo el trabajo al gobierno, puesto que, en estos menesteres, no hay dinero que alcance.

Son muchos los particulares que, de manera callada y sin descanso, fomentan la práctica de las más diversas disciplinas, coadyuvando a hacer realidad el dicho del filósofo romano Juvenal: “Mente sana en cuerpo sano”.

Por nuestra parte, seguiremos impulsando el aprendizaje de los alumnos, bajo la cortina de la disciplina, el orden y el trabajo en equipo.

El balompié es una forma de completar el triángulo virtuoso de casa, escuela y deporte.

Las y los niños aprenden no solo a jugar, sino a ser grandes en la derrota y humildes en la victoria y esas herramientas, les serán de gran ayuda cuando crezcan y se incrusten en el mundo laboral, familiar y profesional.

Las madres y padres de familia confían en nosotros y no les fallaremos.

En el Centro Formativo Integral Brizio Soccer, seguiremos en la lucha, a pesar de encontrar servidores públicos apáticos e insensibles.

Haremos realidad nuestra filosofía, para gloria de nuestros alumnos, de Cuernavaca y de Morelos.

Estamos convencidos de que, una niña o un joven en una cancha de juego, es un delincuente menos en las calles.

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