Se ha jugado la ida de la fase de Cuartos de Final en el torneo de la Concachampions, con destacada participación de los equipos mexicanos.

Todo parece indicar que será un torneo entre los cuatro representantes aztecas.

América le pasó por encima al New England Revolution al son de cuatro por cero y además, lo hizo en calidad de visitante, lo que construye una pared infranqueable para los gabachos, que tendrían que venir a golear al “Ame” en el mismísimo estadio Azteca.

Tigres se metió a la casa del Columbus Crew para sacar rédito de un empate anotando gol.

Esto puede ser definitivo cuando ejerza la localía en el juego de vuelta.

Pachuca visitó Costa Rica para darse un festín. En esa hermosa nación hermana, le fue a meter cinco goles al Herediano, lo que igual supone una misión imposible para los dirigidos por el mexicano Héctor “Pity” Altamirano.

Una de las mejores contrataciones de la temporada, y conste que lo escribí en este espacio, es la de Salomón Rondón.

El venezolano proveniente de River Plate de Argentina, pero con muchos kilómetros recorridos, se despachó con tres goles y ha marcado diferencia y liderazgo en un equipo plagado de novatos.

En el último encuentro, que quizá generó mayor expectación, se enfrentaron el Inter de Miami y los Rayados de Monterrey.

El representante de La Florida, con su cuadro plagado de estrellas, lucía como favorito, siempre y cuando saltara a la cancha Lionel Messi.

El cuerpo médico interista dictaminó que no se le debía de arriesgar y el técnico Gerardo Martino ni a la banca lo sacó.

Los de “La Sultana del Norte” se trajeron la victoria y dejan el suspenso al máximo, para saber si la “Pulga” hará el viaje a Monterrey y saltará al terreno de juego.

De cualquier manera, el lleno está asegurado.

Un personaje que me intriga y no sé descifrar es Fernando Ortiz, entrenador de Rayados.

A veces es tremendamente mesurado en sus declaraciones, otras parece frío y de pronto, sale con argumentos pueriles que en nada abonan a la sana competencia y dañan la imagen del club.

Previo al juego ante Miami, se le hizo fácil decir que los árbitros, todos en el mismo paquete, favorecen al equipo del Inter y cuidan de más la integridad física de Lio Messi.

Pareció una especie de vacuna antes de la enfermedad. Nada que ver con el Fair Play y ni venía al caso.

Además, echar mano del socorrido justificante del arbitraje es de mediocres.

Y en todo caso, es obligación de los silbantes proteger la integridad física de todos los futbolistas, incluido Messi.

Obvio que esto caló en el cuadro estadounidense y al final del partido, hubo recriminaciones y protestas.

Bien haría la directiva regia en poner un correctivo al entrenador.

No ensucies la victoria del adversario ni demerites la propia.

Considero que el “Tano” es un técnico que todavía está quedando a deber, habida cuenta de los vastos planteles que ha manejado en América y aquí.

Sus declaraciones fueron… desafortunadas.

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