Lo acontecido en la última fecha del torneo regular de la LigaMx tiene, por fuerza, que prender las alarmas en torno a como se está manejando, desde el punto de vista administrativo, la Comisión de Árbitros.

Resulta que en la fecha 14, fue designado para el encuentro entre Cruz Azul y Pumas el tapatío Daniel Quintero Huitrón.

Los universitarios cayeron al son de tres goles a dos y fruto de una protesta, fue expulsado el técnico auriazul Efraín Juárez, así como uno de sus asistentes.

En la toma televisiva se puede observar claramente como el responsable del banquillo felino, le dice al juez, en repetidas ocasiones: “eres un desastre”.

Obvio que el señor Juárez fue suspendido, pero lo alarmante para mí, es que sus directivos no le lean la cartilla para que observe una conducta impecable en la banca y fuera de ella, dado los valores que la institución representa.

Previo a esto, el 16 de marzo se jugó en Ciudad Universitaria el partido de los locales ante Monterrey.

El arbitraje corrió a cargo del sinaloense Ismael Rosario López Peñuelas.

Su trabajo dejó mucho que desear y la dirigencia del cuadro del Pedregal, inmediatamente terminado el juego y obvio, al calor de la derrota, mandó una protesta dirigida al titular de la Comisión de los de negro.

La misiva era altamente intemperante, irrespetuosa y fuera de lugar.

El señor Juan Manuel Herrero, director del arbitraje, en lugar de esperar el momento oportuno e invitar a la iracunda cúpula auriazul a conducirse por los canales adecuados, dio pronta respuesta, rompiendo los protocolos establecidos.

La última joya de esta novela tuvo lugar en la jornada 17. Al encuentro ante Tigres fue nombrado el citado Daniel Quintero. Se dice que el entrenador puma montó en cólera y exigió a su presidente no solo que lo quitaran, sino que les mandaran a César Ramos.

Pues, aunque usted no lo crea, así sucedió.

El mundialista iba con Bravos de Juárez y fue enrocado con Quintero para cumplir el absurdo pedimento universitario.

Lo que me inquieta es el porqué de estas canonjías o derechos especiales hacia un equipo en particular.

Además, la propia autoridad ha abierto un enorme portón que quién sabe si luego pueda cerrar.

Me refiero a que el día de mañana, por quítame allá esas pajas, cualquier club, no solo de primera división, pueda solicitar no que le quiten al silbante designado, sino que le pongan al que ellos quieren.

En el menú estarán los nombres de los nazarenos, el mesero será Herrero y los clientes, equipos de futbol, podrán pedir arbitraje a la carta.

De ese tamaño es el despropósito en que se ha incurrido.

Otras preguntas: ¿Herrero se manda solo? ¿No existe sensatez en la cabeza, llámese Ivar Sisniega, Mikel Arriola o algún colaborador en la Comisión de Árbitros que lo pueda llamar a la cordura y no romper la institucionalidad que costó años conseguir?

A menos que algún lazo de amistad del mandamás arbitral, tenga más peso que el gremio… ahora resulta.

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