Georgina Romero del Rosal tuvo cáncer, y la oportunidad de “tocar campana” por su recuperación la motivó a llevar un poco de alegría a las y los niños que padecen la enfermedad, con su “Avión de los sueños”.
Es originaria de la Ciudad de México, donde radica, y esta semana visitó Cuernavaca para recibir un donativo por parte del Comité de Damas de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
“Nos dedicamos a cumplir sueños, a apoyar con medicamentos, cirugías, estudios, todo lo que los niños vayan necesitando, según su tratamiento”, explicó sobre la labor que realiza.
La joven, de 29 años de edad, dijo que desde hace 13 años, después de que se recuperó totalmente del cáncer que padeció durante parte de su infancia y adolescencia, empezó a trabajar de forma altruista con diferentes asociaciones y voluntariados.
Hace tres años y medio conoció a Julián, un pequeñito de 6 años que, como ella, tenía el padecimiento y, con el ánimo de que tuviera un momento de alegría y felicidad, decidió hacerle realidad su sueño, pero lamentablemente falleció antes.
Esta frustración fue el detonante para la creación de la asociación “Avión de los sueños”, un proyecto que llamó así, también en honor a Julián, quién soñaba con pilotear un avión y la idea, que no se cumplió, era llevarlo a un navegador de vuelo para que tuviera la experiencia de pilotear una aeronave, explicó Georgina.
Actualmente acumula un récord de 300 sueños cumplidos, de más de 700 niños y niñas, de 0 a 17 años de edad, que forman parte de la asociación, en todo el país, incluido Morelos.
El sueño más grande ha sido para una pequeñita, en etapa terminar, que logró viajar a Disney antes de fallecer. “Esto es lo más grande que hemos hecho”, expresó la activista.
Lo que más la ha impactado a ella, en lo personal, fue haber podido pagar una cirugía en un hospital privado para salvarle la pierna a una niña.
Georgina consideró que el trabajo no ha sido fácil, pero ha dependido en mucho de la constancia y la transparencia con la que maneja los donativos que recibe. “Poco a poco hemos ido logrando la confianza de la gente en lo que hacemos”, señaló.
La cadena de solidaridad la logró a través de las redes sociales y de boca en boca, siendo la mamá de una pequeñita de nombre Michel, la primera que confió en el proyecto.
Georgina Romero es licenciada en neurolingüística con maestría en educación especial, cuyo ejercicio, como terapeuta del lenguaje, lo combina con el activismo a través de su asociación.
ANTONIETA SÁNCHEZ / antonieta.sanchez@diariodemorelos.com
