En las elecciones de 2024 participarán doce partidos con registro nacional y sólo cinco que cuentan con registro local. El viernes pasado que arrancó el proceso ordinario electoral local, Mireya Gally Jordá, consejera presidenta del Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac), detalló el botín: una gubernatura, 12 diputaciones por mayoría relativa y ocho diputaciones por representación proporcional, 33 presidencias municipales y 33 sindicaturas así como 153 regidurías. ¿El costo de las elecciones? Una bicoca, pero suficiente como para construir una docena de escuelas en comunidades pobres: 456 millones 690 mil 377 pesos, desglosados así: 289 millones 567 mil 877 pesos para gasto operativo y 167 millones 122 mil 500 pesos para las prerrogativas de los partidos políticos. Pero si la prerrogativa electorera tiene mucho de “business are business” (negocios son negocios), la señora Gally no comparte la demanda de la sociedad: que sean rebajadas las prerrogativas electorales a cuando menos un cincuenta por ciento.
Entre los partidos que cuentan con registro nacional estará compitiendo el PRD, no obstante haberlo perdido en las elecciones de 2018 cuando obtuvo menos del 3% de la votación en 15 entidades federativas, entre ellas Morelos donde sólo tuvo el 2.76. Sin embargo, el PRD salió con la triquiñuela de que, al mantener su registro a nivel nacional, “no entró en proceso de liquidación”, de modo que podrá participar en las elecciones de junio de 2024. Y repartirse los huesos plurinominales de senadores, diputados federales y locales, así como los primeros lugares de las fórmulas de ayuntamientos. Pero nada de arriesgar el pellejo en las candidaturas de elección directa, conscientes de que, dada su “popularidad”, por ellos no votan ni sus parientes. Vea el lector si no: en 2015 el partido en poder del Gobierno Estatal, el candidato del PRD a alcalde de Cuernavaca, Jorge Messeguer Guillén, quedó en cuarto lugar de la elección de alcalde de Cuernavaca, atrás de Cuauhtémoc Blanco (PSD), Marisela Velázquez Sánchez (PRI-VerdePanal) y Luis Miguel Ramírez Romero (PAN). Messeguer, el mismo que luego me aseguraría que no quería ser candidato a nada en las elecciones de 2024, además, digo yo, ética y moralmente está impedido para pretender una chamba de elección popular por su relación con la jefa del Impepac.
El antecedente: derivado de los resultados en las elecciones del 6 de junio de 2018, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) perdió su registro local en 15 entidades federativas: Morelos, Baja California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa y Tamaulipas. Ello porque sus candidatos no consiguieron el 3%, o sea, el mínimo de la masa votante para poder consolidarse como partido político en 15 de las 32 entidades federativas. Conscientes los perredistas de arriba que se reparten los huesos –y dejan a los de abajo como el chinito, nomás “milando”– de que yendo el PRD solo a las próximas elecciones perdería el registro electoral, se alió con el PRI y el PAN en la coalición Va por México. Pero al ser de los tres el partido que menos votos tuvo en el 2018, por lógica le tocará menos candidaturas plurinominales.
Mientras tanto, el PRD hace el papel de comparsa en la coalición Va por México, quemándole incienso a Xóchitl Gálvez, quien, apueste el lector doble contra sencillo, el año que viene perderá la elección presidencial ante la candidata de Morena-PT-Verde, Claudia Sheinbaum Pardo, a quien este día el resultado del conteo de las encuestas seguramente confirmará como la candidata presidencial de la coalición Juntos Hacemos Historia integrada por Morena-PT-Verde. E igual que a Xóchitl le pasará en Morelos a Mayela Alemán, en el caso de que la extrema derecha representada por el Yunque la imponga como candidata a gobernadora de la coalición de PAN-PRI-PRD. ¿Apuestan?.. (Me leen mañana).
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