Pergeñado este comentario en los momentos de los estira y afloja por levantar o no la huelga que con el de ayer llevaba ya 35 días en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), la perogrullada (decir algo por demás obvio) ilustra la causa y los efectos del asunto. Económico es tanto el fondo como la solución del problema: dinero, más dinero y más dinero mediante la asignación de un presupuesto mayor para el año próximo y de ahí pal’ real. Que alcance para el gasto corriente: salarios, compra de insumos, pago de deudas, mantenimiento de infraestructura… y para  los trabajadores pensionados y jubilados cuyo número seguirá aumentando. Mal agravado los últimos años el de la insuficiencia de recursos no sólo de la nuestra, también de nueve universidades estatales más, los paliativos son eso: remedios caseros que mitigan el dolor pero no lo alivian. Anunciado con bombos y platillos, el convenio de anteayer en la UAEM, es el típico “mejoralito”. Excluir al Sindicato de Trabajadores Administrativos fue discriminatorio, así que, engañado o no por su o sus asesores, el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo no debió acudir a firmarlo en esa posada para la foto del vicegobernador José Manuel Sanz Rivera, el  rector Gustavo Urquiza Beltrán y el secretario general del SITAUAEM, Mario Cortés Montes. Una situación inédita en la historia de Morelos que preocupa naturalmente a la comunidad universitaria (40 mil estudiantes y trabajadores de dos sindicatos), pero no a la clase política, al gabinete nuevo del que el columnista ya ha dicho resultó de chile, de dulce y manteca, formado por  priistas, perredistas y panistas pero ningún lopezobradorista como se sabe ya se le ha hecho saber al propio Presidente electo… SI ALGO distinguió a Xochitepec, fueron su belleza natural y su tranquilidad. Dinamitada la ecología por “el progreso” así concebido por los alcaldes del 2000 al 2006 que dieron manga ancha a la construcción de miles de viviendas de interés social y medio, mayormente adquiridas por familias chilangas, y trastocada la paz por actos de violencia del crimen organizado, Xochitepec no es el paraíso que fue. Lástima. Presente de manera cotidiana en la nota roja este y otros municipios entre los que destacan Cuautla, Yautepec y Tlaquiltenango, la gente se pregunta: ¿y los exámenes de confianza? Los del gobierno pretextan que “es imposible estar cuidando a cada uno de los ciudadanos”. De cualquier manera, el hecho es la desconfianza social a las pruebas de confianza a las que llevan años siendo supuestamente sometidos los policías de los tres órdenes de gobierno. No son confiables, si lo fuesen no se colarían policías malos a las fuerzas del orden, muchos no resultarían secuestradores, homicidas, extorsionadores, ladrones, y altos mandos de corporaciones diversas no habrían ido a parar a la cárcel por actos de corrupción. Hay gente que no se acuerda o que era pequeña cuando ocurrieron casos como estos:  Por los exámenes de desconfianza fue que el policía César Freyre secuestró al empresario Hugo Alberto Wallace Miranda, el 11 de julio de 2005. Freyre había militado en la Policía Ministerial de Morelos entre el 16 de abril de 2002 el 9 del mismo mes de 2004, según tuvo que reconocer la entonces la procuradora de justicia Claudia Marina Aponte Maysee… Francisco Gerardo Reséndiz Rodríguez, un joven de Cuautla, jamás fue vuelto ver, ni vivo ni muerto. Hijo de un proveedor de carnicerías del mismo nombre, el 23 de julio de 1995 fue levantado en la carretera Yautepec-San Carlos por un grupo que formaban delincuentes comunes así como un comandante de la Policía Judicial y el jefe de un grupo antisecuestros de la Policía Judicial que meses más tarde fueron metidos presos en la desaparecida penitenciaría de Atlacomulco. Acaso el capítulo paradigmático del policía metido a secuestrador lo sea el del también jefe de la unidad antisecuestros de la Policía Judicial de Morelos, Armando Martínez Salgado, preso en el penal de máxima seguridad de Alomoloya en enero de 1998 cuando fue detenido en la autopista de Iguala disponiéndose a darle el clásico “carreterazo” al cadáver de un plagiado de nombre Jorge Nava y alias La Mole…  Y sí: policías buenos y malos siempre ha habido, con o sin los exámenes del antidoping, del polígrafo o el entorno social. Pero si visto está que las pruebas de confianza no lo son al cien por ciento, es tiempo de que el gobierno idee otro tipo escrutinios… (Me leen después).

 

Por: José Manuel Pérez Durán

jmperezduran@hotmail.com

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