Tarde del jueves. Dos, tres o más sujetos irrumpen en la sede del Ayuntamiento, el ex hotel Papagayo, pues. Nadie habría reparado en los extraños, pero las “cangureras” que traen fajadas a las cinturas despiertan sospechas, provocan miedos. ¿Ocultan armas?, ¿son un comando de sicarios? Al rato trascenderá la versión oficial sobre que eran representantes de un sindicato de comerciantes ambulantes y buscaban al director de Gobernación, Mario Peralta, pero no lo hallaron. También, que curiosearon demasiado cerca de la oficina del alcalde Antonio Villalobos. Para cuando se dice que eran unos presuntos comerciantes, los empleados de la Comuna siguen “ciscados”; el ambiente de inseguridad no es para menos. Que eran tres sindicalistas, informó ya por la noche la Comisión Estatal de Seguridad Pública, ubicados, presumió como si se tratara de un gran éxito de investigación, gracias a un operativo entre autoridades federales y estatales apoyados con imágenes de cámaras monitoreadas desde el C5. ¡Ajá! Digamos que así ocurrió, cuando al final de cuentas de lo que hace mucho tiempo se habla en Morelos es de una atmósfera de violencia creciente, desbordada, incontenible. Despertada Cuernavaca el viernes con la noticia estremecedora de la masacre perpetrada en una casa de la colonia Antonio Barona, fueron asesinados cinco varones de 17, 23, 25 y 30 años de edad, herido a balazos un joven más que expiró en el hospital del Seguro Social e ilesos los demás moradores, entre ellos un nene de un año, que se escondieron en el baño. Un viernes terrorífico antecedido por el jueves igualmente aterrador, encontrado en el fondo de una cañada de la colonia Buena Vista del Monte el cadáver de un hombre que había desaparecido diez días atrás… Minutos más minutos menos del hallazgo macabro, no muy lejos de ahí un sujeto de 65 camina por Santa María Ahuacatitlán cuando es ultimado de tres tiros en el rostro por un individuo con el que murmura el vecindario tenía problemas… Cuarenta kilómetros al sur, apenas acaba de amanecer y dos jóvenes son hallados muertos en la carretera federal Alpuyeca-Grutas, cerca de la escuela primaria José María Morelos y Pavón de la colonia Sonora en Tetecala. Tres horas después, reportan el cadáver de un hombre adentro de bolsas de plástico negro en la colonia El Cerrito del mismo pueblo… El jueves no han ido mejor las cosas. Alrededor de las dos de la tarde, agentes de la Policía Morelos deben trasladarse a la autopista La Pera-Cuautla en cuyo costado yacen los cuerpos sin vida de dos hombres reportados al 911… Pocas horas antes, en la calle Benito Juárez de la colonia Guadalupe Victoria de la cabecera municipal de Puente de Ixtla, atado de pies y manos hallan a un hombre muerto... Cortada la media semana por la guadaña de la violencia, el miércoles también se tiñe de rojo: Yautepec. En la colonia Amador Salazar, un joven de 36 que está acomodando mercancía en el refrigerador de la tienda de su padre es abatido a balazos por sicarios que se dan a la fuga en una camioneta… A la una de la madrugada, en el poblado de Ajuchitán, municipio de Tlaquiltenango, la policía es alertada de que en la plaza principal hay el cuerpo de un señor de quien luego informan tenía 50 años y fue muerto de un tiro en la testa… Peligrosa como pocas, la semana cierra con un herido de bala en cabeza y pecho, el sábado en la colonia Bugambilias de Jiutepec, donde horas antes es encontrado el cadáver de un masculino envuelto en bolsas de plástico, en el Pedregal de las Fuentes. Mientras tanto, en Cuernavaca el vecindario de la colonia Cantarranas es despertado por ruidos de balazos que provienen de la Plaza Platino… Luego de la masacre en la Barona, el titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública, José Antonio Ortiz Guarneros, salió a verter esta declaración de antología, ¿para “consolar” a los morelenses?: “Los ciudadanos normales, los que se dedican a hacer su trabajo, no tienen ningún riesgo; los homicidios dolosos son entre bandas de la delincuencia organizada, un 90 por ciento que tiene que ver peleas entre ellos por la lucha de la plaza que hay en Morelos”. O sea, según la visión del marinero Ortiz, las víctimas mortales de la delincuencia “no existen”, son “anormales”, no merecen la consideración de la autoridad. ¡Puf! Al día siguiente, se reúnen en un hotel de Jiutepec los fiscales de CDMX, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Estado de México y Morelos. Pero para la gente común el evento pasa desapercibido… ¿por efectos de la sicosis?.. (Me leen mañana). 

 

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com

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