Fantasmal y a la vez solemne, la gran explanada que enmarcan el Palacio Nacional y el viejo Ayuntamiento, iluminada con la tecnología de hoy y ambientada con las notas de nuestra música vernácula de ayer fue como por la distancia obligada testiguamos en la televisión y las redes sociales un “grito” de independencia diferente a todos de cuantos las actuales generaciones tenemos memoria. Inédita la situación para la ceremonia encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, igualmente distinto es que los cinco ex presidentes ya estén formalmente puestos en el cadalso del juicio popular, por corruptos, Carlos Salinas, Ernesto Cedillo, Felipe Calderón, Vicente Fox y Enrique Peña. Del fervor patrio y la seguridad de que los “gritos” del futuro volverán a ser como los del pasado, sin la presencia ominosa del covid y la convicción de que la economía enderezará el rumbo, ¿están plenamente conscientes los foráneos que gobiernan Morelos? Algunos seguramente sí, pero muchos otros no. Y eso se nota. Lo cual trae a cuento anécdotas y nombres. Pintoresco ya era, pero Rafael Vargas Zavala se volvió famoso el uno de octubre de 2003 cuando se cruzó el pecho con la banda presidencial para la ceremonia de su toma de posesión como presidente municipal constitucional de Huitzilac. Ignorante del protocolo, debió considerar: “si presidente soy, me tercio la banda”. Pasado el evento, alguien del pueblo le preguntó: “¿por qué te la pusiste?”. Y contestó, lacónico: “¡por qué chingaos no!”. Cosa que meses más tarde confirmaría al columnista. Café de por medio en Los Arcos del desaparecido don Moisés Goldzway, hacía pocos días que había rendido su primer informe. Detalló que mandó a hacer la banda en la Ciudad de México e, incluidos el bordado del águila y los bordes dorados, le costó tres mil quinientos pesos. Alardeó: “me la iba a poner para el informe, pero (los panistas) la hacen mucho de pedo...”. Panista era el en ese momento gobernador Sergio Estrada Cajigal… Por allá de mediados de los setenta, la tarde del 15 de septiembre el alcalde de cierto municipio de la zona sur temía dar el “grito” de independencia porque estaba seguro de que sus enemigos le harían algo más que lanzarle palabras altisonantes, así que a la hora de la comida buscó el consejo de su mamá. Le dijo: “Estos cabrones no sólo son capaces de rementarme la madre, también de aventarme de pedradas. Los del pueblo se van a reír de mi”. Temblaba de miedo, coraje y angustia, y viéndolo en semejante estado la inocente señora le recomendó: “Ay, m’ijo, pues no des el ‘grito’ hoy; dalo otro día cuando esos cabrones no estén en el pueblo”... Prohibida hasta hoy en Cuernavaca la venta de elotes durante las noches del “grito”, eso fue porque hace quién sabe cuántos años la muchedumbre de abajo lanzó una lluvia de elotazos a los de políticos de arriba que se regodeaban en el balcón central del Palacio de Gobierno. El incidente quedó para el chistorete sobre el alcalde de voz afeminada que leía el acta de Independencia y al que entre la muchedumbre alguien le gritó fuerte y claro: “¡habla como hombre, cabrón!”… y las carcajadas se oyeron hasta el Palacio de Cortés… LO dijo un diputado federal en la presentación de la agenda legislativa del PES: (Hay que) “pugnar” porque las vacunas contra el covid sean gratuitas”. Una de dos: o no se ha enterado de que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha repetido mil veces que la distribución y aplicación de la dicha vacuna será gratuita para todos los mexicanos, o, vulgar y oportunista, pretendiendo hacerse publicidad “ruega” porque el antídoto contra el cólera virus sea gratis, como si cobrarlo pretendiera el gobierno federal… (Me leen mañana).

Por José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com

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