De que los resultados de las elecciones de junio cambiaron las condiciones políticas y las circunstancias son distintas a partir del primer minuto de septiembre que inició funciones la nueva Legislatura, hay pruebas de sobra. Sólo los ciegos no las ven, en términos políticos Morelos es otro y por lo tanto diferente el panorama hacia la elección de gobernador de 2024. Consecuentemente, también cambió la lista de menciones, o más bien dicho se fortalecieron las posibilidades de dos. Si por estos días fuera llevada a cabo una consulta popular sobre quién ha sido el mejor presidente municipal de los últimos tres años, porque como tal lo hayan distinguido el ejercicio de políticas de beneficio social y la realización de obra pública, automáticamente serían propuestos los nombres de Rafael Reyes Reyes y Agustín Alonso Gutiérrez, respectivamente, alcalde y ex presidente municipal de Jiutepec y Yautepec. Serían añadidos a la lista la que recientemente entró al presidente municipal de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado, en la que de tiempo atrás está el subsecretario de Gobernación, Rabindranath Salazar Mejía, y estuvo brevemente el frustrado candidato del PES a alcalde citadino, Jorge Argüelles Vargas… DIRECTOR de Planeación de la Secretaría de Movilidad y Transporte, Ricardo Rendón Montealegre se queda corto. Declara que mensualmente recibe veinte quejas contra operadores de rutas que “prestan un mal servicio”. Detalla: porque los conductores no respetan los límites de velocidad o tratan mal a los usuarios, no respetan los descuentos a los adultos mayores, a personas discapacitadas y a menores de tres años. ¿Nomás una veintena de quejas cada 24 horas? Mentira. La historia viene a cuento: En 1979-80, los usuarios de Cuernavaca y municipios aledaños estaban hartos de que los permisionarios subieran las tarifas cada vez que les daba la gana. De los 40 centavos que costaba un pasaje en las postrimerías de los años cincuenta y los 45 centavos en los sesenta, a finales de esa década escaló a 50, 60 y 70 centavos, y cinco años después ya era de 1.50 como efecto de la primera devaluación del peso en el gobierno 1970-76 de Luis Echeverría Álvarez. Años más tarde, al final de los ochenta murió el llamado pulpo camionero que databa de fines de los setenta. Hoy que las “rutas” han cumplido 34 años se recuerda que fueron creadas en 1987 como el Sistema de Transporte Colectivo por el gobernador Lauro Ortega Martínez y sorteada en el entonces cine Ocampo una parte de las concesiones entre choferes de taxis, otras a permisionarios de los antiguos camiones de servicio urbano y asignadas directamente unas más a la CTM y el SNTE para la creación de las llamadas rutas obrera y escolar. Fueron choferes de taxis y autobuses urbanos convertidos en concesionarios que empezaron a trabajar con lo primero que hallaron a la mano: coches a manera de taxis “peseros”, viejos la mayoría, y combis que los usuarios aceptaron de buen talante. Sin embargo, tras el deceso del pulpo camionero poco tardó en nacer el monstruo rutero, vendidas las concesiones por taxistas que no supieron manejar el negocio, acaparadas por flotilleros, distribuido el botín entre presidentes de rutas, explotados laboralmente los choferes que cubren jornadas de más de ocho horas sin prestación laboral alguna y premiados la mafia ruteril con el enésimo aumento de tarifas… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán jmperezduran@hotmail.com 

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