La elección del próximo presidente municipal de Cuernavaca será inédita por muchas razones. Contenderán más partidos que nunca antes, poco más de veinte incluidos los nuevos, además de los llamados tradicionales y los que se acompañen en coaliciones. Las campañas que están a punto de arrancar tendrán poco de presencial y mucho de virtual, así que el contacto entre candidatos y electores no tendrá la calidez de la cercanía del trato personal sino la frialdad de la lejanía electrónica en las redes sociales. Menudearán los videos de candidatos ofreciendo lo mismo obras que planteando ocurrencias mediáticas.
Abundarán las promesas de campaña y, al ser tantos los contendientes, un debate solamente no será suficiente, por lo que habrá tantos como autorice la autoridad electoral, lo cual acabará por aburrir a los votantes. A dos de cada tres o a cuatro de cada cinco candidatos no los conoce la gente de Cuernavaca ni por sus nombres, menos de manera personal y, si lo mismo sucede con los apelativos de los partidos nuevos, son ignorados sus lemas, plataformas electorales y programas de trabajo, si es que los tienen. Para que el lector se desengañe, póngale una “palomita” a los nombres de candidatos (as) y de partidos que le resulten más o menos conocidos.
Las damas primero: Honorina Estrada Macedo (Renovación Política Morelense) y Graciela Reyes Millán (Morelos Progresa). El orden de la lista de varones no alterará el resultado: Cipriano Sotelo Salgado (PRI), Jorge Argüelles Victorero (PES), Jorge Arizmendi García (PRD), Sergio Estrada Cajigal (Fuerza por México), Matías Nazario Morales (Movimiento Alternativa Social), Carlos González García (Partido Armonía), Mauricio Vega Chavage (PVEM), Jorge Mátar Vargas (Movimiento Ciudadano), Diego Gómez Enríquez (Mas Apoyo Social), Alfredo Salgado Salgado (Bienestar Ciudadano), Luis Salas Catalán (Sumando Voluntades Podemos), Antonio Villalobos Adán (PT), Ariosto Genel García (Partido Humanista de Morelos), Carlos Martínez Cué (Redes Sociales Progresistas), Gerardo Gómez Borbolla (Partido Fuerza Morelos), Noé Ovalle Contreras (Partido Futuro), Carlos Alaniz (Morelos Progresa) y José Luis Urióstegui Salgado (si no por la asociación PAN-PSD, como es posible que suceda, por el PSD solamente, lo que habría sido urdido de común acuerdo para apoyar al nominado del PES).
Una encuesta comprobaría los nombres más conocidos: Antonio Villalobos, el actual presidente municipal de la capital; Sergio Estrada, por haber sido alcalde y gobernador; Jorge Arizmendi, dueño de la Univac; Matías Nazario, ex diputado local y federal, y Cipriano Sotelo, hermano de Samuel, el consejero jurídico del Ejecutivo Estatal y por eso la sospecha de que la candidatura de Cipriano habría sido convenida en lo oscurito por los dirigentes estales del PES y el PRI.
Todo lo cual no significa que los conocidos sean probabilidad de triunfo. Es el caso de los candidatos que en administraciones pasadas desempeñaron cargos públicos, así que teóricamente la gente común debería conocerlos al menos de nombre, pero no; algunos tuvieron puestos de gobierno hace años, y sin embargo su mediocridad los hizo pasar desapercibidos. Lo único seguro es que la elección cuernavacense del 6 de junio no la ganará una mujer, dicho sea esto con respeto y sin misoginia. Que la gran mayoría de los partidos nuevos perderán el registro electoral, pues sólo serán votados por los parientes de sus candidatos.
Que los partidos que logren el mínimo legal de la votación general conservarán la patente y con ello el negocio personal del dinero de la prerrogativa electoral, que es a lo que apuestan los mangoneadores de los partidos debutantes. Y que pese a que muchos no llegan ni a pollos, los gallos están puestos en el anillo del palenque. ¡Cierren las puertas! ¡Hagan sus apuestas, señores!.. (Me leen después).
Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com
