El relleno sanitario ubicado en Mazatepec llegó al límite de su capacidad. Recibe los desechos de Miacatlán, Coatetelco, Coatlán del Río, Tetecala y Mazatepec. El alcalde este último municipio, Gilberto Orihuela Bustos, gestiona la construcción de una nueva celda de disposición de residuos. La acumulación de basura es un problema de alcance estatal, grave, complicado; envenena el agua, la tierra y el aire, de modo que todo intento por combatirlo tiene la aprobación del pueblo. Por estos días la Secretaría de Desarrollo Sustentable ha informado sobre un programa para erradicar el uso de plásticos de un solo uso en los mercados de los 36 municipios. “Un día a la semana se va a prohibir el uso de plásticos. Vamos a regalar miles de bolsas ecológicas”, anunció el titular de esta dependencia, Alan Dupré Ramírez...
En Morelos no ha habido suficientes rellenos sanitarios ni plantas separadoras de desechos sólidos, como sí existen en otras entidades. Es un problema añejo que resurge de vez en cuando, a veces con un trasfondo político. En agosto 2021, Cuernavaca padeció un gran problema por la basura. Echándole más lumbre a la hoguera, un grupo de vecinos bloqueó el paso de los camiones al tiradero de Loma de Mejía, en la Subida a Chalma, donde empleados de la empresa KS Corporativo Ambiental y vecinos se liaron a puñetazos.
Quince años atrás, la gente de Cuernavaca enfrentó la llamada “crisis de la basura”. Convertida la ciudad en tal vez el basurero más grande de México, el confinamiento de bolsas y desperdicios malolientes fue el resultado de la estulticia política del gobierno municipal en turno. La desesperación de los pobladores de Alpuyeca bocetó el paisaje apocalíptico de lo que sucedería si se dejase de recoger la basura. En marzo de 2006, inició el cierre del tiradero de Alpuyeca y fue impedido el paso a los camiones recolectores de desechos, lo que el ayuntamiento panista aprovechó para privatizar la basura, hacer un negocio de carácter personal y heredar la deuda de la empresa “Pasa”. El fondo del problema fue advertido por ambientalistas: la basura es generada por todos, se separe o no, y se mezcla así: residuos orgánicos 50 por ciento, residuos inorgánicos reciclables 40 por ciento y residuos inorgánicos no reciclables 10 por ciento. Únicamente se recicla el 2 por ciento del total, el resto envenena el medio ambiente.
A “la isla de plástico” me he referido en más de una ocasión, y hoy cabe la insistencia. También llamado “el séptimo continente”, se encuentra en medio del Océano Pacífico. Es una isla de tamaño incalculable formada por cepillos de dientes, zapatos, llantas, ropa y toda clase de desperdicios plásticos. Aunque en 2021 habían pasado 24 años desde su descubrimiento, aún no hay una solución que frene el impacto nefasto en el ambiente marino. La historia: “El séptimo continente” fue descubierto por Charles Moore el 13 de agosto de 1997. Navegaba en su velero de Hawai hasta California cuando, y al desviarse de su ruta encontró flotando en el agua una hilera de botellas de plástico, envases, ropa, bolsas de basura, entre otros muchos materiales que formaron una “isla de basura” de dimensiones colosales. El reporte técnico o explicación sobre el motivo de la acumulación del vertedero a la mitad del Océano Pacífico, es la confluencia en ese punto de la corriente en vórtice del Pacífico Norte con los vientos Alisios del sur que se mueven en direcciones opuestas. Esto da lugar a un remolino que impide que los desechos plásticos se dispersen hacia las costas. En cuanto a la procedencia de los residuos, el 80 por ciento de la basura acumulada en ese sitio proviene de zonas terrestres llegadas a través de ríos, aguas residuales y playas. Es decir, provenientes de nuestros botes de basura, de los contenedores públicos, de las bolsas de plástico llenas de basura dejadas en las calles. El 20% restante está asociado a barcos y a otras plataformas marítimas…
Un problema de proporciones apocalípticas que recuerdan las bolsas de un solo uso… (Me leen mañana).
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