Como si hubiera sido sólo un parpadeo, estamos a una semana de cerrar el primer cuatrimestre de 2024. Un año complicado, ¿y cuál no lo ha sido? Abril terminará con el festejo a la niñez, para recordarnos que miles de infantes en México no tienen nada que celebrar. Son víctimas de una guerra contra la delincuencia, o de ésta última también, y no hay forma de restañar las heridas provocadas ni reparar las muertes y desapariciones. Las cifras de menores en la orfandad, desplazados como migrantes indocumentados y como niñas y niños de la calle, siguen lastimosamente en aumento.
En otro asunto de efemérides: ¿quién conoce o recuerda los orígenes y detalles de la celebración del Primero de Mayo? De los acontecimientos de 1886 en la populoso e industrializada ciudad de Chicago, a las capitales del mundo donde se recuerda el Día del Trabajo, hay diferencias abismales. En aquellos años en Europa y Estados Unidos, una minoría criticaba las injusticias de la acumulación del capital en unas cuantas manos; en México sería hasta 1912, en plena revolución democrática de Francisco I. Madero, que se organizaría la primera manifestación obrera para recordar a los obreros masacrados por la policía de Chicago y las “guardias blancas” de los dueños de las fábricas.
Hoy las relaciones obreropatronales se rigen por la globalizada noción de la “nueva cultura laboral”, en la cual independencia y combatividad sindical devinieron en “sinergia y productividad”.
Corría el sexenio 1970-76 del gobernador Felipe Rivera Crespo cuando la CTM rompió el desfile del uno de mayo. Comandados por Jesús Adame Giles, dirigente del sindicato cetemista de albañiles, catapultaron una pala mecánica sobre los trabajadores independientes, entre ellos los obreros de la planta de
Nissan Mexicana en CIVAC, enfrente del restaurant La Universal. El desfile fue suspendido y hubo lesionados, entre muchos otros Rafael Velarde Díaz, el líder de los sindicalistas independientes de la planta de Industria Automotriz de Cuernavaca (IACSA) que estaba ubicada en un costado de la actual Plaza Galerías. Tres años más tarde, el PRI premiaría a Giles con la diputación local por el cuarto distrito de la XLI Legislatura, luego de lo cual fundaría la colonia Nueva Jerusalén, erigiéndose como “obispo”
¿Cómo era el tono de vida en Cuernavaca? En más de un sentido algunas cosas venían de tiempo atrás. En 1966, Nissan Internacional había instalado su planta ensambladora de coches en CIVAC, capacitada la primera generación de obreros en un departamento del edificio Benedicto Ruiz habilitado como aula.
El gobierno batallaba con Sergio Méndez Arceo, el Obispo de los Pobres que defendía causas justas como la de los sindicalistas independientes. Mientras en 1967 Nissan sacaba su primer modelo, el Bluebird, en Puebla la planta de Volkswagen armaba los primeros escarabajos “made in México”, y aunque con capitales extranjeros nacía la industria automotriz mexicana.
Asustados, el PRI y el conservadurismo de la derecha encarnaban la clase empresarial, don Sergio estaba al lado de los pobres, impulsando las comunidades eclesiales de base, respaldando las demandas obreras del FAT y por ello tildado de “obispo rojo” por la derecha que emulaba el PAN. (Sergio Méndez Arceo había llegado el 29 de abril de 1952 como el séptimo obispo de Morelos, y fallecería el 5 de febrero de 1992). Logrando cada vez más prestaciones laborales los sindicatos del FAT que la CTM, fue como comenzó el rumor de que los japoneses de la Nissan se llevarían su fábrica de CIVAC a Aguascalientes, toda, completita, lo cual no sucedió sino hasta 1982 pero sólo de manera parcial, instalando allá su segunda planta. Por fortuna, la primera parte de Nissan se quedó en Morelos y hasta hoy sigue siendo la empresa privada que más empleos proporciona… (Me leen mañana).
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