Los gobiernos del Estado y de la federación no se han pronunciado abiertamente sobre si están o no de acuerdo con el funcionamiento de la mina canadiense en Tetlama.

Escurren el bulto porque la apertura de la mina envenenará el suelo y el agua, causará perjuicios directos e irreversibles a la fauna de los municipios de Miacatlán, Temixco y Xochitepec, pondrá en riesgo a la zona arqueológica de Xochicalco y desde luego es rechazada por organizaciones sociales.

En este sentido persiste el pronunciamiento del Observatorio de Paisajes Sociales Mineros (PSM) que integran la Universidad Nacional de México, el Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental y El Colegio de San Luis. No es necesario ser un experto en la materia para deducir que el riesgo de una contaminación gravísima es real. La empresa de la minera canadiense no puede negar que para la extracción de oro la minería usa cianuro de sodio, y mercurio para la plata, de modo que los trabajadores que respiran niveles incluso bajos de cianuro durante varios años sufren dificultad para respirar, dolores del pecho, vómitos, alteraciones en la sangre, jaquecas y dilatación de la glándula tiroides. Veneno puro.

El estudio del PSM destaca las propiedades ejidales y de bienes comunales del área que involucra el proyecto de la mina, como: Miacatlán, Palpan, Coatetelco, Palo Grande, Tlajotla, San Agustín, Tetlama, Cuentepec, Alpuyeca, Santa María Alpuyeca y Xochitepec, e igualmente los poblados cercanos o en la superficie concesionada de Cuentepec, Tetlama, Unidad Habitacional José María Morelos y Pavón, Xochicalco, Alpuyeca, Xohitepec, El Rodeo, Coatetelco, Tlajotla. No son un mapa de papel, es tierra morelense.

En su oportunidad, la doctora Lilian González Chévez, de la

Universidad Autónoma del Estado de Morelos, resumió: “la mina tiene relación con el acuífero de Cuernavaca, y la cantidad de agua que se dispone y que sería utilizada para fines mineros si se aprobara el proyecto. La principal razón es por el agua, y la segunda por la zona arqueológica”. Esto último no obstante la “generosidad” de la trasnacional canadiense que “redujo” el área concesionada a 14,337 hectáreas.

En junio de 2013, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ya había rechazado a Esperanza Silver el plan “Esperanza Proyecto Oro”. Señaló: contraviene a la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, afectaría los recursos hídricos y el área arqueológica de Xochicalco, que es Patrimonio de la Humanidad, y está ubicada en la poligonal que implican las concesiones mineras que suman 150 millones de metros cuadrados.

El rechazo al proyecto canadiense trascendió en las primeras semanas de la anterior administración federal, ante casos similares de empresas extranjeras en numerosas localidades del país. En Morelos, surgió un movimiento de repudio al plan de la mina en Temixco y municipios aledaños por parte de organizaciones sociales integradas por campesinos e intelectuales. Lanzada por el Movimiento Morelense Contra las Concesiones Mineras de Metales Preciosos, el Consejo de Pueblos de Morelos, otras organizaciones sociales y ambientalistas de la UAEM, en la zona colindante con el sur de Cuernavaca ha sido reiterada la alerta sobre perjuicios irreparables a la ecología... (Me leen mañana).

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